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Viven juntos. Se comunican por Instagram
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Títular y copete de un diario: “Tommy Mottola compartió una sensual foto de Thalía y ella lo sorprendió con su respuesta La cantante y su esposo intercambiaron coquetos mensajes a través de Instagram”
Once millones de seguidores de Thalía en esa red esperan
ávidos, cada día, cosas así. Que luego son replicadas, comentadas, desmenuzadas
y regurgitadas por la TV, la radio y la prensa gráfica para centenares de
millones más.
Mientras, un puñado de magnates tiene tanta riqueza como miles
de millones de desahuciados; hay guerras y matanzas por doquier; el
deterioro del ambiente se acelera año a año.
Quien cree que los chismes sobre las celebrities, el
fútbol (y demás espectáculos de competencias físicas), los videojuegos y otros
muchos recursos utilizados para dis-traer a la gente no tienen
nada que ver con lo reseñado en el párrafo precedente, no está mirando con
profundidad, lo mismo que si piensa que alguna de ellas —el desastre social y
ambiental, o la estupidización colectiva— es causa de la otra: no es así, ambas
son simultáneamente causas y efectos.
Pero lo peor sería creer que como nosotros no llevamos
nuestra vida tan mal, y no somos tan bobos como para caer en las alienaciones
de las mayorías, estamos a salvo.
Eso sí que sería (es, mejor dicho) un error
letal.
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