viernes, 25 de septiembre de 2020

Ameri, chivo expiatorio

 

Ameri, chivo expiatorio

Cuando las sesiones en la Cámara son presenciales, a veces hay 30 o 40 diputados en el recinto (sobre 257), de los cuales solo quizás un 20 % está escuchando al orador. El otro 80 % revisa el celu, mensajea o lee sus papeles.

¿Y los 210 o 220 restantes?

Bueno, en ninguno de los despachos de los legisladores, sea en el Palacio o en el Anexo, falta un cuartito con una cama. Si ahí duermen, cogen o besan una teta u otra cosa, a nadie le importa. Tampoco si ven TV, toman whisky o transan con otros legisladores o con lobistas, que estos sí que no duermen.

Digo que lo de Ameri, en ese contexto, es banal. Está usurpando el lugar de los gravísimos problemas de la gente (a la más desprotegida, me refiero). Y, encima, los oficialistas se alzan con la cucarda de que son rectos e inflexibles con propios o extraños.

Así que ¡ojo!, no le caigamos al facho-evitista-malvinero Ameri (por esto: por otras muchas cosas, sí).

No les hagamos el juego.

 

martes, 15 de septiembre de 2020

Le pegan a Assange, pero los golpes van para nosotros

  

¡Solidaridad con Assange, AHORA, antes de que sea tarde!

Assange está preso y es perseguido con saña por USA por haber puesto al descubierto sus crímenes y chanchullos.

Él y WikiLeaks estaban a la vanguardia de un combate para reformular el periodismo, para reconstruirlo como el verdadero control del poder desbocado de nuestros gobiernos.

La aprobación de su extradición marcará la muerte oficial del periodismo. Significará que cualquier periodista del mundo que desentierre verdades embarazosas sobre el poder, que descubra sus secretos más oscuros, tendrá que guardar silencio o se arriesgará a pudrirse en una cárcel el resto de su vida.

Assange no solo puso en evidencia a la clase política, también a los medios de comunicación, por su debilidad, su hipocresía, su dependencia de poder, su incapacidad para criticar el sistema corporativo en el que están inmersos.

Los ciudadanos de a pie tenemos un conocimiento limitado al área de nuestro desenvolvimiento: acerca de ella no será fácil que nos engañen, si tenemos los ojos bien abiertos. Más allá, necesitamos que otros nos cuenten lo que sucede. Pero a los periodistas de los grandes medios les importa menos la verdad que su carrera profesional, su salario, su estatus y su acceso a los ricos y poderosos.

Por eso necesitamos de los Assange, de organizaciones de transparencia como WikiLeaks: si permitimos que los aplasten quedaremos más ciegos y más indefensos.

¡Solidaridad con Assange, ya! Hablemos de esto con nuestra familia, nuestros amigos, compañeros de trabajo, vecinos. ¡Interesemos a las organizaciones a las que pertenezcamos para que se expidan y actúen antes de que sea tarde!

Texto elaborado con ideas y extractos tomados de la nota de Jonathan Cook:

https://rebelion.org/los-periodistas-han-allanado-el-camino-de-assange-al-gulag-de-ee-uu/

 

viernes, 11 de septiembre de 2020

 11 de septiembre de 1973

Cerca de  las 9 de la mañana, Allende tuvo la información fidedigna de que se había plegado al golpe la masa de las tres armas y de los carabineros. Entonces, mediante llamada telefónica que Radio Magallanes retransmitía por sus antenas, dirigió este mensaje  al pueblo.

Compañeros que me escuchan:

La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas.

En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971. Se las digo con calma, con absoluta tranquilidad.

Yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías, no tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile: sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado.

No tengo otra alternativa. Solo acribillándome a balazos podrán impedir mi voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizá de que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada. […]

Allende no dimitió, no se rindió, no se entregó a los asesinos para que hicieran de él un trofeo.

Agregó así su nombre a una lista que las “democracias” siempre están dispuestas a ampliar:

 Zapata

 Sandino

 Lumumba

 Caamaño Deñó

 Thomas Sankara

 Che

 Amílcar Cabral

 Rosa Luxemburg

 Luther King

 Juan José Torres

y tantos héroes más, conocidos o anónimos, cuyo ejemplo nos alumbra el camino.

Así se despidió más tarde Allende, antes de que los militares silenciaran a Radio Magallanes:

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano.

Algunos de nosotros también la tenemos.