...siempre quiero hacer el bien, pero no lo hago con
paciencia, y cuando se quiere hacer el bien impacientemente se vuelve mal; y
también amo con impaciencia y odio con impaciencia y con la vida no tengo
paciencia y conmigo tampoco la tengo ya.
Irmgard Keun, Niña de todos los países, ed. Minúscula, pág. 106.