Marihuana libre en Uruguay. Mujica, el amigo progre de
Soros y Rockefeller
Por Sergio Barrera
Cuando se empezaron a
realizar marchas pidiendo por la legalización del consumo de marihuana, escribí
que detrás de esta política, en realidad se encontraban los intereses para nada
altruistas y libertarios de importantes figuras de la burguesía mundial
imperialista.
Escribí dos notas una en el
2011 y otra en el 2012, que están publicadas en varios portales y que se pueden
leer por ejemplo en:
Recomiendo leerlas antes, ya que para no repetir los
conceptos de esas notas me voy a concentrar en las nuevas noticias venidas del
Uruguay.
Honrado.
En
las últimas semanas nos enteramos que el Estado legaliza el consumo de la
marihuana y se hace cargo de la comercialización, ya que la producción queda en
manos privadas. Todo esto, con la intención de "combatir" el
narcotráfico.
Si no puedes derrotarlos...
La ley que acaba de ser
votada en ambas Cámaras legislativas uruguayas regula la venta de marihuana en
farmacias, bajo control del Estado. Una o varias empresas privadas plantarán el
cannabis y será el Estado el que lo distribuya. De esta forma, se garantizaría
la "calidad" de la mercancía. También estarán habilitados los clubes
de cultivadores y en cada hogar se podrá tener hasta seis plantas para consumo
personal.
Cada persona podrá consumir
hasta 40 gramos de marihuana por mes: según los expertos esto alcanzaría para
como mínimo dos porros por día. O sea, esto garantiza estar "fumado"
todos los días, todo el mes, sin problemas... Si es para naturalizar el
consumo, no podrían haberlo hecho mejor.
Claro que el Estado-culposo
dice que habrá "campañas publicitarias para desalentar el consumo y
materias en las escuelas y liceos para explicar los perjuicios de la
marihuana". Algo así, como las advertencias en los paquetes de cigarrillos
sobre lo perjudicial que es fumar. Ya sabemos qué éxito tienen estos mensajes en
los fumadores. Lo que no explica el gobierno progre de Mujica es por qué los
niños y adolescentes no van a consumir algo que es perfectamente legal y que el
propio Estado se ocupa de que no falte en cada hogar uruguayo, claro que
"para reducir o terminar con el mercado negro".
El secretario de la Junta
Nacional de Drogas dijo: "Queremos arrebatarle al narcotráfico su
mercado" y se sinceró: "El mercado ilegal es de mucho riesgo y mala
calidad. El Estado va a ofrecer un lugar seguro para comprar, un producto de buena
calidad y, encima, lo va a vender al mismo precio". Tranquis, el Estado
aquí no estará ausente, y garantizará "de la buena".
Lo terrible es que algunos
diputados del Frente Amplio, después de reconocer que la marihuana producía
"apatía, cansancio, ansiedad y esquizofrenia", remataron diciendo que
"la marihuana es una bosta con o sin ley" y "con o sin ley, el
problema del narcotráfico y el consumo va a seguir pasando".
O sea, si no podemos
derrotarlos, tomemos el problema en nuestras manos... vendámosla nosotros.
Los capitalistas necesitan un
Estado que haga punta...
El presidente Mujica se
reunió en Nueva York con George Soros y David Rockefeller, quienes reúnen
una fortuna personal de 25.000 millones de dólares, el 50% del PBI anual
uruguayo. Ambos ofrecieron aportes para financiar las campañas a desarrollar
para poner a punto el plan de producción, venta y consumo de la marihuana.
Es que estos grandes
exponentes del capitalismo mundial hace años que vieron la punta de un gran
negocio. Estamos hablando de un mercado mundial de la marihuana, aun como
sustancia ilegal, de 180 millones de consumidores. La legalización podría
multiplicar el consumo en forma geométrica.
En momentos en que se
necesita obtener plusvalía para sostener a cualquier costo la tasa de ganancia,
la burguesía busca nuevos nichos. Y piensan que no es justo que en "su
sistema", los narcos se queden con la parte del león de un negocio de poca
inversión y altísimas tasas de ganancias. Así que, si la marihuana es una mercancía,
tienen que ir al mercado, tiene que cotizar en bolsa y ya sabemos quiénes
controlan las bolsas de valores del mundo.
Desde el Open Society
Foundation, George Soros viene bregando desde hace años por la legalización de
la marihuana a nivel global. En Estados Unidos comenzaron en los estados de
Colorado y Washington, con la regulación desde hace varios años del consumo
para uso medicinal como primer paso, que no es otra cosa que un Caballo de
Troya, que no tiene mala prensa, para pasar de contrabando la naturalización
del consumo con fines recreativos. Desde la regularización del consumo de
marihuana en el estado de Colorado y por ende su generalización como uso
recreativo hubo un aumento de los consumidores frecuentes. Del 2006 al 2011
aumentó el 114% la cantidad de conductores a los que dio positivo el test de
consumo de marihuana. En el 2011, el consumo en menores de 12 a 17 años, que en
todo el país era del 7,64 %, en Colorado era del 10,74%. En el caso de los
adultos de 18 a 25 años, la diferencia era mayor: el promedio para el país era
de 18,7% y en Colorado trepaba a 27,26%. Soros y diferentes sectores del
complejo industrial militar organizados en la DPA (Drug Policy Alliance), en
2010 invirtieron varios millones de dólares en una campaña por la despenalización
de la marihuana en el estado de California (la Propuesta 19). A pesar de las
operaciones para influir en el resultado de este plebiscito, esa cláusula fue
rechazada por los californianos.
De ahí la importancia que le
dan estos magnates de los negocios a que un Estado, por más pequeño que sea,
vaya sentando antecedentes y jurisprudencia sobre la liberalización del consumo
de drogas. Sus fundaciones saludan el "experimento" o
"laboratorio" que el gobierno uruguayo realizará con la regulación
del mercado del cannabis a partir de la producción por parte de privados con
autorización del Estado y su venta controlada en farmacias. Esto permitirá
establecer un precio testigo de base, referencia para el mercado mundial. El
gobierno uruguayo ya adelantó que andaría en alrededor de un dólar el gramo.
Esto ya disparó una fiebre
bursátil, y en la actualidad la marihuana ya cotiza en bolsas de Estados Unidos
e Inglaterra. Ya aparecieron varias empresas como GW Pharmaceuticals, Cannabis
Science, Medical Marijuana y Medbox, que ante las posibilidades cada vez más
concretas de la liberalización del consumo de marihuana ven aumentar sus
acciones en forma exponencial.
Un exejecutivo de Microsoft,
Jamen Shively, planea crear la primera marca nacional de marihuana en EE.UU. El
comercio mundial de marihuana estaba valorado en el 2005, según informes de la
ONU, en 142.000 millones de dólares (108.853 millones de euros)."Es un
mercado gigante en busca de una marca", ha dicho Shively sobre la
industria de la marihuana. "Estaríamos felices si tenemos el 40 por ciento
de ella en todo el mundo".
Ante Rockefeller el viejo
luchador guerrillero se sinceró: "Venir a verlo a usted es para nosotros
como cruzar el Rubicón, porque usted es el símbolo de una realidad, y nosotros
siempre reconocemos las realidades", le dijo Mujica.
Este realismo del presidente
uruguayo lo acerca al mundo de los negocios de una de las familias más
emblemáticas del capitalismo mundial y es correspondido, ya que en una reunión
en el famoso hotel Waldorf Astoria, en el corazón de Manhattan, con el
vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, este a su vez le expresó su
"profunda admiración".
Harm Reduction (reducción de
daños)... para el capitalismo
Soros financia varios grupos
que buscan la legalización del consumo de drogas. Los argumentos esgrimidos por
Soros son sencillos, según la lógica neoliberal capitalista levantada también
por los pensamientos posmodernos: el consumo de drogas es un tema privado, el
Estado no puede meterse, ya que pasaría sobre los derechos civiles de las
personas. Entonces, tenemos un problema y lo único que nos queda es
"reducir los daños", ya que no podemos prohibir el consumo. También
el Estado se desembarazaría de gastos que aumentan su déficit económico.
Para muchos, esto no es otra
cosa que la privatización del consumo, logrando con esto que el Estado se
desentienda de un serio problema social que afecta la salud de toda la
población e hipoteca el futuro de las generaciones venideras.
¿Droga vs. narcotráfico?
En la página de la
Presidencia de la República Oriental del Uruguay se nos informa que, durante el
transcurso de la reunión con Soros, "el presidente Mujica explicó las
características del proyecto y de las intenciones del Gobierno, ratificando que
el principal problema para el país no es la droga en sí sino que es el
narcotráfico" .
El error es pensar que se
pueden separar los términos de un mismo problema. Son dos caras de una misma
moneda, y el gran ausente son los seres humanos atrapados en una adicción que,
por las consecuencias psicoactivas —totalmente comprobadas a esta altura—, con
índices de THC (tetra-hidrocarbo-cannabinol) modificados que llegan al 15 % y
16%, superan los de la década del ‘60, en plena fiebre hippie, cuando no
llegaban al 5-6%.
¿Nos imáginamos qué
porcentaje de THC va a tener la marihuana en manos de los capitalistas, cuya
único objetivo es la ganancia? ¿Tratarán de que provoque más o menos
dependencia?
Es evidente que este
razonamiento es cómo mínimo funcional al lobby de los Soros, Rockefeller y Cia.
¿Es un simple toma y daca, a cambio de las promesas que le hicieron a Mujica en
los EE.UU., de financiamientos en campañas para instalar el proyecto y la
posibiliadad de ubicar producción agrícola uruguaya en ese mercado?
Cualquiera que sea la respuesta,
lo que es un hecho es que no se tiene en cuenta la gravedad que implica la
generalización y naturalización del consumo de marihuana. El lobby capitalista
necesita un Estado que haga punta para proyectar su política a todo el mundo.
¿Tenía que ser justo un gobierno “progre”, de “izquierda” o “centroizquierda”
el vehículo para tales propósitos?
Hablemos de semillas…
George Soros es el segundo
mayor accionista de Monsanto y como vimos más arriba, fue uno de los
principales impulsores de la Proposición 19 en EE.UU., que planteaba “producir
cannabis para fines científicos, médicos, industriales y de investigación” y
“adoptar un sistema de regulación a nivel estatal para un comercio de la
industria canabica”. Esto le abre las puertas a Monsanto y a petroquímicas,
laboratorios y empresas farmacéuticas para comercializar, regular, controlar y
graduar los impuestos sobre el cannabis a través de ingeniería genética,
patentes y licencias en EE.UU.
¿Y por qué no probar en el
mundo, en donde gobiernos “progresistas” son un mejor vehículo para llevar
adelante estas políticas?
Igualmente, en la Argentina, el gobierno “progre” de
Cristina Fernández de Kirchner –quien también se reunió con G. Soros– impulsó
la modificación de la ley 23.737 del Código Penal, que establece las condenas a
quienes realicen actividades relacionadas en mayor o menor medida con el
consumo, tenencia y comercialización de estupefacientes. Pero allí, en la letra
chica hay un puntito que deroga la penalización de la comercialización de semillas
para cultivar plantas utilizables para producir estupefacientes, aunque no así
la penalización de la planta en sí misma. Es decir, se podrá comercializar
semillas pero no plantas vivas. Soros y Monsanto de parabienes, los dueños de
las semillas del mundo, mientras investigan sobre una marihuana transgénica,
descorchan champagne ante un futuro mercado global, cautivo, de consumidores
crónicos de marihuana.