(Y los de Garfunkel y Arroyo
Salgado)
Por Javier Llorens - 29/4/2016*
[…]
Pero por otro lado el abandono
de la tesis del suicidio, que enfila la mira hacia Stiuso como provocador del
mismo, es un objetivo altamente rentable para Arroyo Salgado. Ya que si
la muerte de Nisman se catalogara como homicidio, ello le permitiría a Arroyo
Salgado [o a sus hijas] cobrar una indemnización del orden de los cien
millones de pesos. Semejante a la que cobraron judicialmente algunos deudos
de víctimas de la AMIA, por no haber cumplido el Estado con su deber de
custodia.
Esto explica la ansiedad
que manifestaron estos querellantes, para que la jueza Palmaghini hiciera una
aclaratoria a su sentencia con la que pasó la causa a la justicia federal,
expresando que se trataba de un crimen, pese no existir prueba alguna de ello.
Y lo mismo insistieron ante la Cámara de Apelaciones, con vistas seguramente a
entablar inmediatamente una acción civil para embolsar esa jugosa reparación, más
sus correspondientes honorarios. Con el agregado de que si se afianza la
indemostrable e inexistente hipótesis del magnicidio, la indemnización podría
ser muchísimo mayor. Ante lo cual mucho más sencillo le sería ceñirse a la
verdad, que consistiría en un magnisuicidio inducido.
En una situación parecida se
encuentra la otra querellante, la madre de Nisman, Sandra Garfunkel, que
tendría mucho que perder si se comprueba el suicidio. Consistente en los
dineros o bienes no declarados, o mal habidos por Nisman, que le sería más
fácil retener con el papel de Nisman como víctima. Quien junto con Arroyo
Salgado no solo pretende recuperar los 149.000 pesos más 10.000 dólares que
había en la caja de seguridad del departamento de Nisman, acompañados con la
copia de un cheque por otros 200.000 dólares, sino que preventivamente
Garfunkel también saqueó el contenido de las cajas de seguridad, de grandes
dimensiones, que Nisman tenía registrado junto con ella en el Banco Ciudad, y
en Hausler, antes de que Fein las allanara. Lo cual no obstante no pudo hacer
con la cuenta secreta que Nisman tenía en el exterior, donde había recibido transferencias “no explicables comercialmente” por más de 666.000 dólares, por
carecer de la clave para ello, en poder solo de Nisman y su peculiar empleado
Lagomarsino.
Nisman junto a su madre
Garfunkel, a quien empleaba como pantalla, detentaba además tres valiosos lotes
en Chacras de Manantiales, en Uruguay; un participación en un fideicomiso por
departamentos en la calle Dorrego 1771 de Capital Federal, y una camioneta Audi
Q3, que estaba a nombre de Alejandro Picón. Quien también era el firmante del
cheque por 200.000 dólares en favor de Nisman, cuya copia se encontró en la caja
de seguridad de su departamento.
[…]
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