En España, un grupo de católicos promueve la canonización de
Francisco Franco arguyendo, entre otros desatinos, que demostró magnanimidad
con sus enemigos conmutando miles de penas de muerte. La postulación se
acompaña de documentos del papa Pablo VI elogiando a Franco, y su nombramiento,
por este pontífice, como caballero de la Suprema Orden de Cristo.
Me parece muy requetebién.
Allí, entre los “santos”, el Generalísimo estaría en el lugar
apropiado, junto a otros muchos individuos de méritos tan incuestionables como
los suyos.
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