Un sector muy servicial del Estado
argentino ejecuta
diligentemente las órdenes que le imparte USA.
Pero algunos argentos no estamos en guerra con Irán (aunque
no nos cae nada bien): tenemos otras
prioridades.
Un día de estos —no sé cómo— nos vamos a despertar miembros
de la OTAN.
¿O ya lo seremos, por debajo de la mesa (o de la cama, o de
la escupidera)?
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