viernes, 13 de diciembre de 2019

“Historia de un matrimonio” y la patraña judeocristiana


Padres y madres: asimetrías

En España —no sé aquí— Netflix acaba de estrenar una película de Noah Baumbach, “Historia de un matrimonio”, que recorre las incidencias del divorcio de Nicole y Charlie, incluida la resolución de la custodia del hijo de ambos.

Leí la fenomenal nota* de Noelia Ramírez en “El País”, que enfoca los mandatos que pesan sobre las madres (síndrome de la “Virgen María”), mientras al padre ausente o desentendido se lo justifica con simpatía.



Nicole —la más menuda— y su abogada.


Un momento esencial de la película es cuando Nicole está preparando con su abogada las palabras que dirá ante el tribunal y, para dotarlas de autenticidad, pretende asumir que de vez en cuando se toma una copita de vino, o insulta cariñosamente, con diminutivo, a su hijo si hace una macana: la abogada la frena en seco. Y la nota recoge ese monólogo imprescindible de la letrada:

“Te voy a parar ahí. La gente no tolera a las madres que beben y le dicen ’turrito’ a su hijo. Lo entiendo, yo soy igual. Un padre imperfecto es aceptable. El concepto de buen padre solo se inventó hace unos 30 años. Antes era normal que los padres fuesen callados, ausentes, poco fiables y egoístas. Claro que queremos que no sean así, pero en el fondo los aceptamos. Nos gustan por sus imperfecciones, pero la gente no tolera eso mismo en las madres. Es inaceptable a nivel estructural y espiritual. Porque la base de nuestra patraña judeocristiana es María, la madre de Jesús, que es perfecta. Es una virgen que da a luz, apoya incondicionalmente a su hijo y sostiene su cadáver al morir. El padre no aparece. Ni para echar un polvo. Dios está en el cielo. Dios es el padre y Dios no se presentó. Vos tenés que ser perfecta, pero Charlie puede ser un puto desastre. A vos siempre te pondrán la vara más alta. Es una cagada, pero es lo que hay.”

No vi la película y probablemente no la vea. Pero recomiendo calurosamente esta nota, que tiene una yapa: una ojeada por otras “Vírgenes Marías” en culturas incomunicadas entre sí, desde la griega hasta la mexica, pasando por unas cuantas más.


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