Y un catamarqueño por cinco
bonaerenses
¿Usted cree que en la Argentina rige el
principio de que el voto de todos los ciudadanos vale lo mismo?
Desengáñese. No, al menos, cuando eligen
diputados nacionales.
Recordemos la organización de nuestro Poder Legislativo, según la
Constitución Nacional [CN]: un Senado, que representa a las provincias y la
CABA en su soberanía local, con igual cantidad de senadores para cada una, y
una Cámara de Diputados, compuesta por legisladores elegidos en cada distrito
en número proporcional a su población, con un mínimo asegurado de dos
diputados.
Pero el decreto ley de Bignone del 12 de julio
de 1983 introdujo una distorsión por la cual el mínimo de diputados de cada
distrito se fijó en cinco. Ese regalo acarrea que los distintos diputados no
representen, como la CN quería, a un número similar de
pobladores, sino a conjuntos asombrosamente desiguales.
Mirado desde la cantidad de votos necesarios para ungir un diputado
nacional, y para marcar el caso más extremo, en las elecciones de 2013 bastaron
para ello 18.000 votos en Tierra del Fuego, mientras que en la provincia de
Buenos Aires hicieron falta en promedio 252.000. Un voto de un fueguino valió
por los votos de catorce bonaerenses.
El principio de “un ciudadano, un voto” está adulterado y, con él, la
democracia representativa: dice Bobbio que la democracia es
el conjunto de las reglas del juego que permiten a una comunidad tomar las
decisiones colectivas, bajo el supuesto de igualdad. No
hay igualdad, no hay democracia.
Beltrán y Almada lo explican clara y
sucintamente: “La igualdad del voto implica que la influencia del sufragio de
todos los electores es igual. Es decir, todos los votos pesan lo mismo”. En la
Argentina no hay igualdad de los ciudadanos en el voto, por más que los
artículos 16 y 37 de la CN la proclamen, y lo refirmen,
incorporados a ella, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 25) y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José, artículo 23).
No vaya a creer que caso Tierra del Fuego-PBA es
aislado. Aquí van otros, también todos de la elección de 2013. El número
consignado es el promedio de votos que hizo falta en diversos distritos para
poner un diputado nacional en el Congreso (las cifras están redondeadas):
Córdoba = 176.000
Con 144.000 votos Liliana Olivero no entró.
El PRO, con 289.000, consiguió solo un diputado.
Mendoza = 181.600
Con 278.000 votos el FPV obtuvo un solo diputado.
Tucumán = 181.750
Catamarca = 51.000
Santa Cruz = 35.000
UVM, con 67.000 votos, colocó dos diputados nacionales.
Tierra del Fuego = 18.000
El MSP, con 16.000, tiene un diputado en el Congreso
Nacional.
No se trata de
demostrar que los fueguinos votan mal y los mendocinos bien, sino que la
composición de la CdeD refleja una opinión social adulterada.
Me parece.
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