La
interesante nota de Luis Bilbao, que vale la pena reproducir, pone en claro los
límites intelectuales e ideológicos de la presidenta. Ella —también sus partidarios—
está convencida de que en cada una de sus presencias mediáticas nos ilustra y
concientiza. Creo que sucede todo lo contrario.
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Tristeza, vergüenza, indignación
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Por Luis Bilbao
En
su reaparición pública tras 40 días de convalecencia, Cristina Fernández empleó
un tono amable y distendido para dirigirse a la ciudadanía por cadena nacional
a través de un breve video.
En la única alusión política de su breve mensaje,
expresó afecto por Hugo Chávez a través de un cachorrito. Regalo de Adán Chávez
en cumplimiento de un compromiso de su hermano fallecido.
Toda una definición tácita de simpatía con el líder
de la Revolución Bolivariana y, se entiende, con su ideario.
Pero una suma de errores en ese tramo del video, más
una contradicción flagrante minutos después, dieron al mensaje un contenido
inverso al buscado.
Cuando explicó el origen del cachorrito y su raza,
la Presidenta aludió a la historia del perro que acompañó a Simón Bolívar. Contó
que aquél murió en la batalla de Carabobo y explicó, para quienes no conocen o
no recuerdan nuestra historia, que Carabobo fue “la última batalla en la
emancipación del continente”. Y abundó: “cuando estuve en Ecuador estuve cerca
del campo de batalla”.
Fernández confundió Carabobo con Ayacucho. Ayacucho,
comandada por Sucre, fue la última en la emancipación del continente; Carabobo
la última batalla en la emancipación de Venezuela.
Pero también erró el lugar: como se comprenderá,
Carabobo no está en Ecuador, sino en Venezuela. Un Estado lleva ese nombre y el
Campo de Batalla es una preciada reliquia histórica para todo venezolano de
bien.
Hay más: ni Carabobo ni Ayacucho ocurrieron en
Ecuador. La gloriosa batalla de Ayacucho se libró en Perú. Soldados argentinos
pelearon, murieron y vencieron allí.
Tantos errores en tan pocas palabras asombra. Pero
se corta el aliento al ver que la Presidente de nuestro país llama Simón a una
mascota, como forma de homenajear al Libertador. Es de suponer cómo hubiera
reaccionado Chávez ante este gesto.
El cuarto punto en cuestión ocurrió poco después,
cuando el portavoz de la Presidente anunció la designación de Jorge Capitanich,
actual gobernador de Chaco, como jefe de gabinete.
Muy lejos de la Revolución Bolivariana, Capitanich
fue secretario de Finanzas de Carlos Menem y durante la presidencia de Eduardo
Duhalde ocupó el cargo al que ahora regresa. En su ruptura con Duhalde,
Fernández lo llamó “El Padrino”. Es pública y notoria la amistosa proximidad
con la embajada estadounidense en Buenos Aires del ahijado Capitanich, quien
pocos meses atrás fue denunciado por instalar una base militar para
inteligencia y manejo de aviones drones en Resistencia, la capital de su
provincia. Su argumentación para desmentir la denuncia confirmó con elocuencia
sus lazos con el Departamento de Estado. Capitanich es además el hombre de la
Iglesia, el que sirvió para que el episcopado armara el gran acuerdo de 2002.
Es el jefe de gabinete de Francisco.
Carabobo no puede ser confundida con Ayacucho por
quien ocupa la primera magistratura del país. Y es todavía más grave que se
utilice la imagen de Hugo Chávez para ocultar la orientación del gobierno en
esta nueva etapa.
Para subrayar: ningún diario, ningún comentarista
estrella, reparó hasta el momento en estas barbaridades.
Invade la tristeza al comprobar hasta qué punto
ignoran nuestra historia quienes ocupan los más altos cargos. Avergüenza
asistir al desparpajo con que desde allí se exhibe esa ignorancia. Indigna la
manipulación del hondo sentimiento que anida en nuestro pueblo por Hugo Chávez,
para encubrir el rumbo que se imprime a la política nacional e internacional
argentina mediante un agente del imperio en quien se delega el poder.
Sobreponerse a la tristeza, vergüenza e indignación
que producen estas conductas requiere reafirmar la decisión revolucionaria de
luchar para torcer el rumbo por el cual una burguesía corrupta e incapaz hasta
el ridículo ha enfilado los destinos de la Argentina.
19 de noviembre de 2013.
11hs.
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