Continuidad.
¡Nueve legislaturas! Nueve, ¿eh?
(Y cinco presidentes, sin contar los efímeros.)
Entre otras acepciones, “legislatura” (con minúscula) define el período en que un órgano legislativo se mantiene con la misma composición en sus miembros, autoridades y comisiones.
“Presidentes” y “presidentas” ya sabemos lo que son, ¿verdad?
¿Adónde voy?
Pues bien: han pasado nueve legislaturas distintas, cinco presidentes y dieciocho años desde que se instauró el régimen de explotación minera que legaliza el daño a las poblaciones, la destrucción del ambiente y el expolio de recursos no renovables.
En ese lapso, no se lo ha derogado y ni siquiera atenuado en los privilegios escandalosos que otorga a las mineras. Por el contrario, estos han sido acrecentados mediante leyes, decretos y disposiciones varias.
Uno que recién llegara de otra galaxia, diría: “¡Ah, ya sé! El país ha sido ocupado a sangre y fuego por un ejército opresor, y sus instituciones y sus leyes han sido puestas al servicio de los intereses del invasor y sus socios”.
El recién llegado piensa con lógica. Pero no ha sido así.
¿Entonces?
El tema de la “soberanía”
Alfredo Grande, uno de los tantísimos que ha tomado para sí la misión de que “no acertemos la mano con la herida” lo plantea, en una nota reciente*, de este modo:
“Si Famatina fuera una isla en el sur, el Gobierno defendería su soberanía. O sea: lo que vale para enfrentar a la orgullosa Albión, no vale para enfrentar a las empresas que insisten en dejar las montañas a cielo abierto. Una soberanía dual, pero simultánea.”
Si no entiendo mal, Grande propone dos tesis: 1) que en el conflicto de Famatina hay un tema de soberanía, y 2) que allí, no, pero en el Atlántico Sur sí el gobierno defiende la soberanía.
Ambas son absolutamente falsas.
¿Recuerda lo que mencioné más arriba? Bueno, el contrato con Osisko resistido por las poblaciones se ha hecho al amparo de nuestra legislación nacional y provincial, votada y promulgada por autoridades electas en ejercicio de la soberanía popular. Para más datos, electas y reelectas por mayorías espeluznantes, como Menem y su elenco, y rereelectas, como los Kirchner. Además, en La Rioja, como en todo el país, imperan nuestras leyes e instituciones, y el territorio está bajo el control de nuestras fuerzas armadas.
Por lo tanto, Grande, en 1), falta a la verdad: en Famatina no hay ni la menor afectación de la soberanía, ni la popular ni la estatal. Y, en 2), dar por hecho, como lo hace, que el gobierno defiende la soberanía en el sur, a partir de su discurso nacionalista y patriotero, equivale a aceptar también —por lo que el oficialismo proclama— que está redistribuyendo el ingreso, que ha disminuido la deuda pública o que la inflación del año pasado fue del 9,9%.
Grande, un mistificador a lo grande
¿Quieren leer una aberración, algo que equivale a tomarnos por idiotas y reírse de nosotros? Aquí va; lo escribe Grande en esa misma nota:
“Que en un gobierno peronista el vicepresidente viva en la Gran Manzana de Puerto Madero, sería un chiste buenísimo.”
Grande dice (afirmación implicada), que este gobierno no es peronista, porque los gobernantes peronistas no vivirían en el concheto Puerto Madero.
Literalmente, es cierto, porque Puerto Madero es un desarrollo reciente. Por caso, tampoco Marcelo T. de Alvear, Bartolomé Mitre, Juan Carlos Onganía o Agustín P. Justo vivieron en Puerto Madero.
Excluida la interpretación literal, queda por entender que los gobernantes peronistas se han destacado por sus costumbres ascéticas y su desinterés por lo material.
Bueno, ¿qué decir? Pensemos en Perón, Isabel, Menem, Rodríguez Saá, Puertas, Duhalde... El que no ha llegado rico a esas posiciones se ha enriquecido expeditivamente. O sea que los Kirchner y su mascota, Boudou, cumplen con las generales de la ley, ¿eh, Grande?
Finalmente, aclaro que preferiría no tener que ocuparme de esta clase de alucinaciones, pero, lamentablemente, tengo que hacerlo porque, una y otra vez, circulan como moneda sana en el medio en que yo me desenvuelvo.
.
*http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=6709:por-alfredo-grande&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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Entre otras acepciones, “legislatura” (con minúscula) define el período en que un órgano legislativo se mantiene con la misma composición en sus miembros, autoridades y comisiones.
“Presidentes” y “presidentas” ya sabemos lo que son, ¿verdad?
¿Adónde voy?
Pues bien: han pasado nueve legislaturas distintas, cinco presidentes y dieciocho años desde que se instauró el régimen de explotación minera que legaliza el daño a las poblaciones, la destrucción del ambiente y el expolio de recursos no renovables.
En ese lapso, no se lo ha derogado y ni siquiera atenuado en los privilegios escandalosos que otorga a las mineras. Por el contrario, estos han sido acrecentados mediante leyes, decretos y disposiciones varias.
Uno que recién llegara de otra galaxia, diría: “¡Ah, ya sé! El país ha sido ocupado a sangre y fuego por un ejército opresor, y sus instituciones y sus leyes han sido puestas al servicio de los intereses del invasor y sus socios”.
El recién llegado piensa con lógica. Pero no ha sido así.
¿Entonces?
El tema de la “soberanía”
Alfredo Grande, uno de los tantísimos que ha tomado para sí la misión de que “no acertemos la mano con la herida” lo plantea, en una nota reciente*, de este modo:
“Si Famatina fuera una isla en el sur, el Gobierno defendería su soberanía. O sea: lo que vale para enfrentar a la orgullosa Albión, no vale para enfrentar a las empresas que insisten en dejar las montañas a cielo abierto. Una soberanía dual, pero simultánea.”
Si no entiendo mal, Grande propone dos tesis: 1) que en el conflicto de Famatina hay un tema de soberanía, y 2) que allí, no, pero en el Atlántico Sur sí el gobierno defiende la soberanía.
Ambas son absolutamente falsas.
¿Recuerda lo que mencioné más arriba? Bueno, el contrato con Osisko resistido por las poblaciones se ha hecho al amparo de nuestra legislación nacional y provincial, votada y promulgada por autoridades electas en ejercicio de la soberanía popular. Para más datos, electas y reelectas por mayorías espeluznantes, como Menem y su elenco, y rereelectas, como los Kirchner. Además, en La Rioja, como en todo el país, imperan nuestras leyes e instituciones, y el territorio está bajo el control de nuestras fuerzas armadas.
Por lo tanto, Grande, en 1), falta a la verdad: en Famatina no hay ni la menor afectación de la soberanía, ni la popular ni la estatal. Y, en 2), dar por hecho, como lo hace, que el gobierno defiende la soberanía en el sur, a partir de su discurso nacionalista y patriotero, equivale a aceptar también —por lo que el oficialismo proclama— que está redistribuyendo el ingreso, que ha disminuido la deuda pública o que la inflación del año pasado fue del 9,9%.
Grande, un mistificador a lo grande
¿Quieren leer una aberración, algo que equivale a tomarnos por idiotas y reírse de nosotros? Aquí va; lo escribe Grande en esa misma nota:
“Que en un gobierno peronista el vicepresidente viva en la Gran Manzana de Puerto Madero, sería un chiste buenísimo.”
Grande dice (afirmación implicada), que este gobierno no es peronista, porque los gobernantes peronistas no vivirían en el concheto Puerto Madero.
Literalmente, es cierto, porque Puerto Madero es un desarrollo reciente. Por caso, tampoco Marcelo T. de Alvear, Bartolomé Mitre, Juan Carlos Onganía o Agustín P. Justo vivieron en Puerto Madero.
Excluida la interpretación literal, queda por entender que los gobernantes peronistas se han destacado por sus costumbres ascéticas y su desinterés por lo material.
Bueno, ¿qué decir? Pensemos en Perón, Isabel, Menem, Rodríguez Saá, Puertas, Duhalde... El que no ha llegado rico a esas posiciones se ha enriquecido expeditivamente. O sea que los Kirchner y su mascota, Boudou, cumplen con las generales de la ley, ¿eh, Grande?
Finalmente, aclaro que preferiría no tener que ocuparme de esta clase de alucinaciones, pero, lamentablemente, tengo que hacerlo porque, una y otra vez, circulan como moneda sana en el medio en que yo me desenvuelvo.
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*http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=6709:por-alfredo-grande&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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