lunes, 24 de octubre de 2016

En la Argentina hay una publicidad que induce a eliminar a las mujeres que molestan


Las fábulas no son inocentes

Nunca lo han sido. Su propósito es didáctico, y consiste en promover o desalentar conductas humanas.

El mecanismo es un diálogo entre dos animales, o también seres inanimados, que desemboca en una moraleja. La personificación permite una gran libertad en el planteo de las situaciones, al interactuar animales de distintas clases, y también vegetales o cosas. Además, suaviza contingencias que, de afectar a personas, resultarían chocantes.

La fábula que me ocupa es la contenida en una publicidad de Cucatrap en Aerosol, producto matacucarachas.

El esquema es el siguiente: dos cucarachas machos conversan sobre una hembra muy charlatana conocida por ambos, y uno de ellos aconseja al otro la solución final para lograr que se calle: eliminarla con ese eficaz veneno. Los últimos segundos testimonian la agonía de la víctima.

Por lo que se sabe, las cucarachas —incluidas las hembras— no hablan; tampoco es conocido que las cucarachas macho asesinen a las hembras. Por lo tanto, la dramatización no refleja una situación típica entre los blatodeos, sino que se está metaforizando un crimen propio de la sociedad humana para resaltar la efectividad de un insecticida.

Por eso, sostengo que esta publicidad no es una vulgarización de sociología entomológica, sino que encuentra su carnadura en modos reconocibles de nuestra sociedad. 

El mensaje es que el macho tiene derecho a matar a la hembra si ella lo molesta de algún modo, en este caso, porque es charlatana.

Ya me ocupé de esto hace casi un año. Debo admitir que tuve cero repercusión: ni siquiera alguien que se burlara.

Por eso vuelvo a plantearlo. Si me demuestran que es una tontería lo reconoceré.

A continuación, el texto del aviso publicitario:

—Cuca, ¿sabés qué es lo peor que podés hacerle a la charlatana de Susy?
—Eeeeh… no.
—¡Hacerle "psss"!
—¿Pedirle que se calle?
—No, Cuca: ¡rociarla con aerosol!: Cucatrap en aerosol, Cuca!
(Se oye a una mujer quejándose agónicamente: Uh, ay, oh.)

@juandelsur2

jueves, 20 de octubre de 2016

Lo terrible no es la muerte


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12/09/91
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No ha habido caballos hoy. Me siento extrañamente normal. Sé por qué Hemingway necesitaba las corridas de toros, le servían para enmarcar el cuadro, le recordaban dónde estaba y lo que era. A veces nos olvidamos, mientras pagamos los recibos del gas, cambiamos el aceite, etc. La mayoría de la gente no está preparada para la muerte, ni la suya ni la de nadie. Les sobresalta, les aterra. Es como una gran sorpresa. Demonios, no debería serlo. Yo llevo a la muerte en el bolsillo izquierdo. A veces la saco y hablo con ella: “Hola, nena, ¿qué tal? ¿Cuándo vienes por mí? Estaré preparado

No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas. Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón. Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar. Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la gran música de los siglos y no la oyen. La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir.

Charles Bukowski
El capitán salió a comer y los marineros se tomaron el barco 
Traducción de Jorge Berlanga
Editorial Anagrama
Septiembre 2000
Página 8

@juandelsur2

lunes, 17 de octubre de 2016

¡Hay que mandarlos a todos de vuelta a África!


 Un jugador de los Denver Broncos, ¡horror!, no
escuchó el himno de pie. Inmediatamente
recibió mensajes de odio en las redes sociales


Fuente: Democracy Now!

@juandelsur2

sábado, 8 de octubre de 2016

El fútbol nuestro de cada día dánoslo hoy. Dánoslo ya.



Yo también me pasaría el día entero

viendo fútbol. Si tuviera tele, claro

La gente debe acostarse y levantarse con la imagen de una pelota en la cabeza. ¿Que el proyecto es caro? ¿Y cuándo resultó gratis idiotizar? ¿Preferiríamos acaso caer en manos de un pueblo con criterio sobre la realidad política y económica?

Aun con la ayuda inestimable del PSOE, para convertir en papilla el cerebro de 47 millones de españoles, no bastará un Real Madrid, ni un Barça, ni un Atlético. Harán falta dos o tres, cada uno con sus Messis correspondientes, sus Ronaldos, sus Torres. Y varias ligas, en sesión continua, desde la mañana hasta las doce de la noche, momento en el que las radios y las teles enlazarán con los programas deportivos que comenten la jornada. 

¿Que ya hay fútbol cada día? Sí, pero muy poco para los objetivos que se persiguen. La gente debe acostarse y levantarse con la imagen de un balón en la cabeza. ¿Que el proyecto es caro? ¿Y cuándo resultó gratis idiotizar?

¿Preferiríamos acaso caer en manos de un pueblo con criterio sobre la realidad política y económica, de unos contribuyentes que votaran a conciencia, de una ciudadanía con la capacidad intelectual y cultural precisas para distinguir el discurso de un ladrón del de un servidor público honrado? 

Juan José Millás (un grande) 


http://elpais.com/elpais/2016/09/29/opinion/1475161997_992526.html?id_externo_rsoc=TW_CC 

sábado, 1 de octubre de 2016

Una historia que nunca existió


¡A los refugios: se viene la paz en Colombia!

Grabémonos esto que dice Bittan ("Saskia 136", postaporteña 1672): “Pero todos, izquierdas o derechas, todos festejan la paz en Colombia. Vuelven a escribir una historia que nunca existió. La que dice que los cambios sociales profundos se pueden lograr sin violencia. Los señores feudales fueron feroces al trote de sus caballos. Los  burgueses no dejaron títere con cabeza y todavía se solazan en las venganzas como en Haití. Y los medios dicen que lo natural es la paz. MANGA DE IDIOTAS!!!.

Lo único que le corregiría es lo de “manga de idiotas”: ¡manga de turros!, diría yo (si hay idiotas en esta historia, no son ellos, sino nosotros).

Pero yo voy a aguar la fiesta —si cabe— un poco más. Voy a recordar que hace treinta años un sector de las FARC, junto a otros grupos guerrilleros, sellaron una paz por la cual se desmovilizaron y se integraron a la contienda política institucional con el nombre de Unión Patriótica.

Voy a “spoilear” el final: la mayoría de sus cuadros políticos más importantes, incluidos los candidatos a presidente, fueron asesinados, y con ellos miles de militantes, en cantidad cercana a cinco mil: ¿se entendió? Los que aceptaron el juego de la legalidad fueron exterminados sistemáticamente. Y no solo los reinsertados y los militantes reconocidos, sino que el genocidio se extendió a todos aquellos que cuestionaban de algún modo las injusticias del sistema: en un lapso de quince años el poder gobernante en Colombia despachó, entre muertos y secuestrados que nunca aparecieron, a 20.000 opositores.

Con el pecho estrujado, debo decir que no espero nada distinto ahora, aunque en principio quizá no tenga características masivas, sino que se traduzca en el asesinato aquí y allá de algunos desmovilizados, con el fin de aterrorizar al resto y desmovilizarlos también en su actividad política legal. Sin embargo, no excluyo tampoco un asalto sangriento a alguno de los campamentos o “veredas transitorias” donde se concentrará a los guerrilleros que abandonen las armas, como modo de escarmiento y advertencia.

¿Qué estoy diciendo: que hay que agarrar los fierros (o no soltarlos)? Nada de eso.

Estoy diciendo que ni el grupete más esforzado, heroico y capacitado de militantes de bronce podrá reemplazar a las masas en la tarea de hacer la revolución. Y que si lograra hacer algo con ese nombre que parezca una revolución, no será tal, sino el engendro monstruoso de un grupo de iluminados.

Y dicho esto, confieso que no tengo una propuesta para las muchachas y muchachos de las FARC que van a quedar indefensos (peor de indefensos de lo que estamos todos), y que en cuanto levanten el pío los van a cazar como pajaritos. Por supuesto, no a pasarse al enemigo; no a esconderse bajo las piedras; no a ponerse al margen de la sociedad adoptando formas individualistas de rechazo. O sea, no a aceptar dejar de ser las personas que fueron.

Pero recuerdo a la Unión Patriótica. ¿Entonces? No sé. El que lo sepa, que lo diga.

@juandelsur2