Napoleón Moyano.
Es fama que Luis XIV de Francia dijo «L'État, c'est moi» (El Estado soy yo), pero eso está controvertido, y al parecer es una exageración echada a rodar por sus opositores sobre la base —cierta— de que fue un arquetipo del monarca absolutista.
En cambio sí está probado, porque lo dejó escrito, que Napoleón sentenció: «Yo soy la Francia, porque sé mejor que todos sus supuestos intérpretes lo que ella necesita y apetece».
Como se sabe —como lo saben los que lo quieren saber, para decir mejor— el peronismo siempre ha sostenido la misma idea: el líder o la líder de esa fuerza política descubre y encarna infaliblemente aun las aspiraciones más ocultas o confusas del pueblo: desentraña “lo que necesita y apetece”.
Llevado esto al ámbito sindical, Hugo Moyano lo ha dicho con todas las letras anoche en un programa de TV*:
Una vuelta me preguntaron “¿y la asamblea?”. ¡La asamblea soy yo! “¿Y el congreso?” ¡El congreso soy yo!, porque si el que conduce una organización no tiene la responsabilidad y la autoridad para definir cuál es el salario se tiene que ir. Yo sé cuáles son los salarios para los trabajadores, yo sé cuál es el salario que el trabajador lo va a aceptar.
Todos notábamos que hasta ayer a la noche la estrella de Moyano estaba muy apagada en el oficialismo. Pero esta categórica ratificación de lo mejor del ideario justicialista ha hecho remontar sus acciones hasta lo increíble. Empezando por el ministro del ramo, Tomada, que descubrió hoy súbitamente que Moyano "jamás puede ser una piedra en el zapato para este proyecto político"; siguiendo por Aníbal Fernández, quien le reconoció ser “hiperconsecuente con el Gobierno”, y culminando con La Cámpora, que por intermedio del presidente de la Juventud Peronista bonaerense, Ottavis, en el apuro por dejar visible la huella de baba de su lamida, derrapó así: "En los ‘90, cuando esta patria era dividida, cuando era prostituida, cuando pasaban cosas terribles, uno de los pocos tipos que desde el movimiento sindical iba, protestaba, decía que no vayamos para allá, que vayamos para otro lado era Moyano". Pues bien, los que “iban para allá” eran justamente los KK, según está sobradamente documentado.
Moyano, como dijo Fernández, ha dado pruebas de encarnar la mejor tradición del peronismo-kirchnerismo, aquella que tan bien describió Jauretche (sí, Jauretche, el que como presidente del Banco Provincia dejó cesantes a los huelguistas de esa institución en los ‘50) cuando dijo que “las montoneras eran el sindicato del gaucho”: por supuesto que esa comparación no va a transformar a las montoneras en una asociación de iguales, democrática, deliberativa, horizontal. Pero sí dice mucho acerca de cuál era la idea de sindicato de Jauretche (y de Moyano, y del peronismo): un jefe, poderoso y rico, que piensa y decide por todos, y el resto, la masa amorfa, que calla y obedece.
* “Con Voz Propia”, América TV. La grabación completa de la charla con Gustavo Sylvestre puede verse y oírse en:
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