jueves, 3 de abril de 2014

San Luis calculó una inflación del 7,2% en febrero

Como siempre, es necesario reflexionar sobre aquello que nos dicen, y no tragarlo sin masticar

Forges.

Ese 7,2 puede ser un número usado como arma arrojadiza contra el gobierno nacional. Y, en ese caso, incluso, podría ser un cómputo correcto. Pero, ¿cuánto tiempo lo podrá sostener el gobierno de San Luis ante los trabajadores puntanos, particularmente los estatales?: lo obvio es que se le van a ir encima: “Si la inflación es esa, nosotros no aceptaremos un ajuste salarial inferior”. Por lo tanto, esa cifra, reflejo de la realidad o no, tiene el límite de la segura ebullición social que va a originar.
Lo dicho vale para todas las oficinas oficiales de estadística del país, en una situación de alta inflación y en un contexto en que los indicadores que debieran servir para orientar las medidas económicas son adulterados sin miramientos por los gobiernos —particularmente el nacional— en función de sus necesidades políticas. Santa Fe, astutamente, le encontró la vuelta: con la puesta en vigencia del nuevo cálculo del IPC por el Indec, ha resuelto dejar de publicar su propio índice. Su especulación, probablemente, sería la siguiente: si el número le conviene para sus propios fines, se calla bien la bocota; si lo pone en aprietos —políticos o económicos— sugerirá que no es confiable. O sea, podrá moverse libremente entre ambas posiciones, cosa que le estaría vedada con índices propios.
—Si esto fuera así, capo, ¿debemos atenernos únicamente a los cálculos que realizan las consultoras privadas?
—Eso sí que sería una ingenuidad suicida: la de pensar que empresarios privados van a montar complejas y costosas estructuras por amor a la verdad, y no en beneficio de sus propios intereses.
—¿Y entonces, qué debemos hacer con esta cuestión, eh?
—Nada.
—¿Cómo?
—Con esta cuestión de las estadísticas oficiales, nada: no está a nuestro alcance. A lo sumo, debemos manejar algunas estimaciones caseras (para tener una guía), hechas por sindicatos o asociaciones de consumidores confiables, si los hubiera.
Lo que debemos pensar es que el sistema no puede ofrecernos sino mentira, injusticia, saqueo, exclusión, destrucción del planeta y barbarie. Si lo actual es malo, lo que viene es peor.
Para sobrevivir y hacer un mundo mejor tenemos que organizarnos y actuar políticamente.
Ellos, que hagan el IPC.

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