sábado, 23 de junio de 2012

La salud de los enfermos


Una señora habla por teléfono al sanatorio y pregunta si puede averiguar por una paciente.
—¿Cómo se llama y en qué cuarto está? —pregunta la telefonista.
—Nora Gómez, cuarto 302.
—Permítame ponerla en espera, mientras hablo con la enfermera del piso.
Al rato:
—Tengo buenas noticias, la enfermera está con ella y me dijo que Nora va muy bien y que la darán de alta en cuarenta y ocho horas.
—Qué alegría, ya estaba preocupada, Dios la bendiga.
—Fue un placer ayudarla. Perdón, ¿Nora es familiar suya?
—No, Nora, soy yo, la del cuarto 302, lo que pasa es que estaba internada por el PAMI y nadie me respondía cuando tocaba el timbre. No me daban remedios, ni me servían comida, la enfermera no venía a verme y el médico hacía tres días que no aparecía, entonces decidí venir a mi casa, llamar para saber cómo estoy y para averiguar si alguien se dio cuenta de que me fui. Muchas gracias.
 

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