miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Juicio a las transnacionales?

Voy a proponerles una comparación cotidiana (¡sí, ya sé, comparatio non est ratio!) para que vean qué razones tengo para que a veces mis planteos asuman una entonación que luego quisiera morigerar.
Supongamos que vivimos en un edificio, y que, a cambio de una participación en el negocio, el canalla del administrador (o del encargado) les abre la puerta de calle y les da la llave de los departamentos a malhechores que los saquean y los destrozan. ¡Claro que corresponde llevar a juicio a esos salteadores, si se los aprehende! Pero mucho me temo que mientras estemos testimoniando en las audiencias otros bandidos, con el apoyo del administrador (o del encargado) cometan nuevas depredaciones. Y esto sucede porque no está en nuestra mano (al menos en plazos sensatos) terminar con la malignidad en todo el ancho mundo, y por eso es seguro que el administrador (o el encargado) siempre van a encontrar cómplices para sus fechorías. ¿Conclusión?: nuestra acción prioritaria (pero no la única) es clarificar a todos los consorcistas sobre el problema y su solución, y organizarnos para remover y enjuiciar al administrador (o al encargado), y decidir las instituciones y las personas que permitan asegurar que esas tropelías no seguirán ocurriendo.
Admito que a escala de países la cosa es un poquito más compleja. Pero lo que no puedo dejar de señalar es que el saqueo está en la mismísima razón de ser del capital, así como el mal y el delito están distribuidos con generosidad en todo el mundo. Es por lo tanto inútil perseguir saqueadores, sino que lo útil es concientizar sobre los métodos y las complicidades de que se valen para dejarnos desnudos y a los gritos.
Entonces, es justamente al “común de la sociedad” al que debemos proponerle tareas a su alcance y a la vez explicarle por qué, de momento, no podemos acabar con los buitres que revolotean sobre todo el mundo. Ello nos permitirá inscribir en un solo movimiento la solución practicable al saqueo y la contaminación (al menos, en parte), y marchar hacia el objetivo de un mundo más justo.
Mientras que —pienso yo— andar señalando a estas o aquellas empresas no garantiza ninguna de las dos cosas.
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