sábado, 31 de enero de 2009

Anecdotario borgeano (II)

Gravitación

En la pausa de un acto cultural, el novelista Oscar Hermes Villordo acompañó a Borges al baño, situado en un primer piso al que se llegaba por una empinada escalera de madera. Cuando volvían, Villordo notó que Borges descendía los escalones demasiado rápido y, temiendo lo peor, le preguntó: "¿No deberíamos ir más despacio?". "Pero no soy yo —aclaró Borges—, es Newton."

Una radiografía, ahí

Un joven poeta se acerca a Borges en la calle y deja en manos del escritor su primer libro. Borges agradece y le pregunta cuál es el título. "Con la patria adentro", responde el joven. —"¡Pero qué incomodidad, amigo, qué incomodidad!".

Entre generales

Durante la dictadura militar alguien le comenta a Borges que el general Galtieri, presidente de la República en ese momento, ha confesado que una de sus mayores ambiciones es seguir el camino de Perón y parecerse a él. "¡Caramba! —interrumpe Borges—, es imposible imaginarse una aspiración más modesta."

Mal momento

Una tarde, contó Alifano, una mujer lo detuvo mientras cruzaba una calle para preguntarle si él era Borges, a lo que el escritor contestó: "Sí, pero si no nos movemos, dejaré de serlo".

Un siglo flojito

El escritor argentino Héctor Bianciotti recuerda una de las tantas salidas elegantes de Borges, cuando le incomodaban los halagos de la gente. Ocurre en París, en un estudio de televisión: "¿Usted se da cuenta de que es uno de los grandes escritores del siglo?", lo interrogan. "Es que este", evalúa Borges, "ha sido un siglo muy mediocre".

Iguales

Borges y un escritor joven debatiendo sobre literatura y otros temas. El escritor joven le dice: "Y, bueno, en política no vamos a estar de acuerdo, maestro, porque yo soy peronista". Borges contesta: "¿Por qué no? Yo también soy ciego".

Borges, muy poco caballero

En un café de Buenos Aires, Estela Canto, ex pareja de Borges y poseedora del manuscrito de "El Aleph"(cuento que, además, le está dedicado), le confiesa al escritor que piensa vender ese original. Borges no se opone. "Pero voy a esperar a que te mueras —agrega ella— para que valga más." Herido, Borges responde con una frase ambigua: "Si yo fuera un caballero, en este momento iría al baño y se escucharía un tiro..."

Paradoja

En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo: "¿En su país todavía hay caníbales?" "Ya no —contestó aquél—, nos los comimos a todos."

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(Fuentes diversas.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy birgeano lo de "fuentes diversas" del final