“Más allá de las críticas que puedo tener, creo que Néstor Kirchner (él y Cristina) fue el mejor presidente de la Argentina en los últimos 50 años. O, más precisamente, el mejor desde Perón, desde el primer peronismo, el de los 50. [...] Sí, el mejor desde Perón. Juan Domingo Perón, para más datos. Un milico con simpatías por el Eje durante la Segunda Guerra Mundial, que participó en los primeros golpes de Estado de la Argentina, como oficial del Ejército. Un tipo del que no había mucho que esperar, o más bien de quien se podía esperar lo peor. Sin embargo. [...] Olvidémonos de la lista de virtudes (Corte Suprema, estatizaciones, juicios a los represores de la dictadura, asignación universal, integración continental) y defectos (pejotismo, mineras, petroleras). En otro momento podemos discutir todo eso. Ahora es el momento de centrarse en el principal logro de este Gobierno: la militancia.”
miércoles, 3 de noviembre de 2010
“Barcelona” y la militancia
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Tengo una colección de “Barcelona”, que abarca desde que dejó de salir con TXT hasta hace unos dos años atrás. El dato concreto sería fácil de establecer mediante la fecha de emisión del último número que poseo, pero esto no sirve, porque, por una de esas picardías del destino, una gotera cayó sobre la pila de ejemplares y tuve que tirar varios de los de arriba, además de que cuando dejé de comprarla regularmente adquirí de vez en cuando algún número salteado para ver si volvía a ser lo que había sido.
Pero no.
“Barcelona” tuvo su ACV y quedó en coma. A veces amaga una reacción, parece que conoce, pero en general tener un acercamiento a ella arroja consecuencias penosas, cuando no asqueantes.
Vaya una muestra de lo que ha escrito su director, Pablo Marchetti*, sobre la muerte de Kirchner:
¡“La militancia”! Habría que encontrar una palabra, con cierta equivalencia a “yuppies”, pero que capte las peculiaridades de estos trepadores —muchísimos de ellos rentados, todos aspirantes al queso— que miran para abajo, dicen “puajj” y aceleran su trepada, y miran hacia El Calafate y dicen “esto es lo nuestro”, y la aceleran mucho más.
Máximo Kirchner dio la línea en el velatorio, después de ver decenas de veces la saga de “El Padrino”: gestos mínimos a los consiglieri, a los caporegimes, que éstos tenían que interpretar y cumplir sin vacilación. “Hijo ‘e tigre tenía que salir overo”, dijo de él Aníbal Fernández, probablemente para halagarlo.
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