martes, 29 de diciembre de 2009

Gerez: 1.098 días


El 16 de enero de 2007, acompañado por su mujer y el líder del bloque de diputados provinciales del Frente para la Victoria, Fernando Navarro, Gerez llegó a la sede de CTA, en Independencia al 700, donde se realizó una extraña conferencia de prensa de unos escasos 15 minutos en la cual el secretario general de la institución, Hugo Yasky, se empeñaba en que no se dirigieran preguntas a la víctima ni a su esposa.
Para entonces, la fiscalía encargada de la investigación del secuestro ya había determinado que varias de las personas allegadas a Gerez "fueron mendaces sobre circunstancias vinculadas con la desaparición y la reaparición" de Gerez. Por ejemplo, declaraban haber presenciado algo en determinado lugar y hora, pero resultó que a esa hora estaban usando su celular en un lugar distante.
Gerez negó las acusaciones a su entorno y señaló que "estaba armada" la entrevista publicada por el diario Perfil donde un hijo suyo afirmaba que su desaparición había sido planeada para beneficiar al presidente Néstor Kirchner.
Luego dijo que sus captores "tienen el aparato", en una aparente alusión al poder político y policial de los responsables del secuestro, antes de que Yasky tomara intempestivamente el micrófono para decir: "Esto se termina acá".
Previamente, Gerez se había reunido con Yasky; su antecesor, Víctor de Gennaro; el secretario del gremio docente Suteba, Roberto Baradel, y Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita, en el que milita el albañil, entre otros. Un verdadero aquelarre.

Gerez-Julio López: empate

Uno apareció; el otro, no: "50 y 50", como quería el General. Pero ambos casos tienen algo en común: la investigación no ha progresado, pese a que son delitos muy complejos, que exigen para su comisión una gran estructura, muchas personas, muchas piezas, fueron realizados en medio de zonas pobladas y para cuyo esclarecimiento se dispone de hipótesis —líneas investigativas— plausibles. Comparemos, por ejemplo, con el caso de un borracho solitario que en Nochebuena, en medio del estruendo de la pirotecnia, dispara unos balazos al aire a causa de los cuales, a la distancia, muere alguien: en este caso, verdaderamente, se puede comprender que la pesquisa no progrese por falta de elementos.
Como se sabe, Gerez apareció minutos después de que Néstor Kirchner pidiera por él en cadena nacional. Si los secuestradores eran integrantes de bandas paramilitares y/o parapoliciales que durante la dictadura militar decidían sobre la vida y la muerte, los cuales son presentados como enemigos jurados de Kirchner, ¿por qué iban a acceder tan fácil frente al mensaje público, otorgándole al presidente un éxito político y a su palabra un poder casi milagroso? Qué lástima, entonces, que no habló después del secuestro de López.
Gerez —no hay mal que por bien no venga— poco después de su reaparición consiguió trabajo como asesor del diputado Luis "Chino" Navarro, quien motorizó la remoción de los fiscales que habían encontrado cosas raras en la causa.

Cherchez la femme

Mirta Praino, la mujer de Gerez, de quien se recuerda que fue la más menemista de todas las menemistas y hoy es la más kirchnerista de las kirchneristas (como tantos otros) tiene un hilo conductor ideológico: es fanática evitista. De Evita exhibe donde tiene oportunidad una muestra itinerante de objetos, fotos y elementos que le fueron donados.
Quienes la hemos visto y oído por intermedio de los medios audiovisuales hemos quedado admirados (más bien, espantados) de su acerada determinación.
Aquel 16 de enero, Praino reconoció que "un sector de la sociedad tiene muchas dudas" con respecto al secuestro, pero que ellos piensan "dejar que la Justicia dirima esto".
Ya han transcurrido 1.098 días desde el secuestro y no se la ha oído protestar por la morosidad de la Justicia. Es que Praino, además, es paciente.

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