jueves, 26 de noviembre de 2009

Picolotti sufrió un ataque de memoria

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La ex secretaria de Ambiente Romina Picolotti testificó ante el comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense, como parte de los debates del proyecto de ley con el que Ottawa busca ejercer un mayor control sobre las multinacionales canadienses que poseen minas en países en desarrollo. Durante su declaración, la ex secretaria, que ocupó el cargo de 2006 a 2008, dijo: “Yo y mi personal más cercano fuimos amenazados personal y físicamente tras nuestra intervención en el tema minero. Mis hijos fueron amenazados”. El objetivo de las amenazas —según Picolotti— era impedirle endurecer las normas medioambientales referentes a la explotación minera.
De Picolotti recuerdo su bochornosa huida para no enfrentar a los ambientalistas de La Rioja; los convenios de "colaboración para el desarrollo sostenible" con el secretario de minería Jorge Mayoral, que avalan la contaminación, y sus agachadas en el caso de la pastera Botnia, entre otras notorias claudicaciones de su cometido en Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Lo que no recuerdo es su denuncia ante la Justicia, en su momento, de un hecho de tan extrema gravedad como las amenazas físicas a un funcionario y su familia para que no cumpla con las tareas para las cuales se comprometió bajo juramento.
Ella, que como secretaria fue funcional a los depredadores y contaminadores, ahora, en el llano, quiere reconvertirse en campeona —y mártir— de los ambientalistas.
A eso se llama querer caer siempre parada.

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