“Nuestro dios
nos enseña
que debemos
ser misericordiosos
con el extraño”
Retenga este nombre: obispa (o lo
que sea) Mariann Edgar Budde, quien sermoneó a Trump el día de su asunción.
¿Qué dijo Mariann Edgar? Se burló de nosotros. Ella (o ello, o eso) afirmó que SU dios ¡nos enseña a ser misericordiosos!
Veamos cuán misericordioso es el ejemplo que nos dejó, según quienes lo inventaron:
―Asesinato de TODA la humanidad (menos 8): el Diluvio
―Destrucción de cinco ciudades y su gente (Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyín y Bela)
―Egipto: muerte de todos los primogénitos
―Muerte de hombres, mujeres y niños de los pueblos que no se avinieron a entregar las tierras que venían a robarles los israelitas
―Etcétera.
Pero no se olvide de lo más esencial: ¡el Señor es omnipotente, o sea que cuando cometía esos crímenes feroces e indiscriminados ―que son tan gratos a los que profesan religiones abrahámicas― desairaba a las infinitas soluciones de que disponía para no recaer en respuestas sádicas. (Según los guionistas de la Biblia, aclaremos. O sea, todo mentira.)
Tenga esto por seguro: más daño han hecho y harán, hasta que despertemos, 3000 años de mentiras brutales pudriendo el cerebro de la gente, que todas las barbaridades ―que van a ser muchas― que perpetrará Trump en los próximos cuatro años.