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La gente huye de la verdad como
los pastores kirguises
de las campañas de vacunación
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El paupérrimo desempeño y la derrota del seleccionado de AFA ante los brasileños el jueves pasado fueron duramente criticados por los periodistas que se ocupan de los espectáculos basados en competencias entre futbolistas de élite. Inmediatamente una horda de patriotas invadió las redes y los acusó de torpedear la clasificación del seleccionado al Mundial de Moscú, en lugar de brindar aliento a nuestros paladines.
Un periodista, Martín Liberman, desde su programa en un canal llamado Fox Sports, refutó esas inculpaciones (el video puede verse aquí: https://www.youtube.com/watch?v=DabSnrwsgJQ) con los siguientes argumentos (textual):
"[...] ¡Nosotros te abrimos los ojos, hermano, nosotros te decimos la verdad... No somos alcahuetes ni tiracentros, escuchanos un poco más, escuchanos un poco más, ese es mi consejo, escuchanos un poco más: ¡yo quiero ir al Mundial, me hacés perder guita si no voy al Mundial! Trabajamos de eso, vivimos de eso, vivimos de trabajar, nosotros. Si no vas al Mundial pierdo guita: ¡quiero que vayas al Mundial, quiero que vayas al Mundial, quiero que vayan al Mundial! Si ustedes van, nosotros vamos; si no, lo miramos por la tele.
Para los boludos que creen que no queremos que Argentina vaya al Mundial, si Argentina no va al Mundial, ¡nosotros vivimos de eso, perdemos plata: no nos contrata ningún canal, no nos contrata ninguna radio, no escribimos para ningún lado, no cobramos viáticos...! ¡Cómo no vamos a querer que gane Argentina!"
Ojo, se ha producido un fenómeno inédito: una verdad (en realidad una semiverdad, ya lo veremos) se ha filtrado donde no debía. Es claro que el público no estaba preparado para un shock tan brutal.
Si las críticas al seleccionado merecieron el trato reservado a las “campañas antiargentinas” que el peronismo y la dictadura prodigaron sobre nosotros, esta efusión atolondrada ha generado ansias de linchamiento. Véalo por usted mismo: busque la declaración de Liberman en distintos portales y baje a los comentarios. Encontrará textos como los que siguen (textuales):
"Laura G
Lo unico que le importa a este judio es la guita. Para el la patria y la camiseta (que le reclama a los jugadores que la sientan) es un verso"
"Luis E
Desde uruguay quiero decir que este tipo da asco. Mal agradecido que viven de chupar la sangre del fobal y se dan el lujo de hacerse el caliente criticando la selección de su pais. Me suena a traidor...."
Entre las dos resumen la mayor parte de las causas de la indignación de los patriotas (incluso los prestados): a Liberman 1) le interesa la plata y no la patria y la camiseta y... 2) ¡critica a la selección de su propio país!
Bueno, esas dos son críticas sesudas, fundamentadas. La mayoría de los comentarios reducen sus aportaciones a llamar al periodista “puto”, “judío”, “mufa”, “colorado de mierda”, etcétera.
Dije que la de Liberman era una semiverdad. Pero no es de aquellas que se usan como carnada para hacer tragar una mentira mayor, sino que simplemente calla una parte de la verdad, sin duda la más importante.
Los periodistas que le dije, los que se ocupan de los espectáculos basados en competencias entre futbolistas de élite (mal llamados “periodistas deportivos”), efectivamente medran y se benefician con el interés que suscitan en el público esos espectáculos: si ese interés se mantiene o crece tienen asegurados empleos, viajes, viáticos, canjes y otras gangas.
Pero su interés es minúsculo al lado del que tienen otros promotores de este negocio, a saber:
las grandes corporaciones
los gobiernos
los patrones en general
los partidos del sistema
los medios masivos
el papa Francisco (y los que fueron y los que serán)
los que están en el negocio de los artículos deportivos y el merchandising
etcétera.
En suma, los que se benefician en serio con que muchos quemen su tiempo, sus neuronas y sus energías en el altar del fútbol (y otras alienaciones) son los que controlan el mundo (en la lista anterior no los he ordenado por porcentaje de participación, pero casi).
Esto es lo que calló Liberman.
Pero algo dijo; una puntita de la verdad se le escapó entre los dientes.
A causa de lo cual las víctimas del sistema —en lugar de tirar de esa puntita para saber más, para entender más— lo quieren linchar, y así lo proponen.
Decía Orwell que "en una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario". Sí, y también bastante peligroso.
@juandelsur2