domingo, 1 de septiembre de 2013

Parece que el peronismo no hubiera gobernando nunca


No, Borensztein: la derecha no es lo que viene: la derecha está

Alejandro Borensztein comienza su columna de hoy en “Clarín”* con el siguiente párrafo:

“Una de las poquísimas cosas feas que tiene el kirchnerismo es que están transformando el término “progresista” en una mala palabra. Parece mentira. Tanto progresismo, tanto proyecto nacional, tanto embromar con este asunto, y al final estos ñatos van a terminar degradando estas banderas y dejándonos de regalo una flor de derecha. Ya van a ver (después no digan que no avisé)” [el destacado es del original].

Hasta “banderas” es ironía pura, en sintonía con las características de la columna, pero lo que sigue no es chiste: “Dejándonos de regalo una flor de derecha”: Borensztein, ¿usted cree que 1) la derecha ha estado hibernando, y 2) va a aparecer tras el colapso del kirchnerismo?

No es así, según mi parecer. La derecha siempre existe, y subsistirá mientras existan los privilegios y la consiguiente necesidad de sostenerlos mediante el apoyo político, institucional, legal e ideológico (y armado, si hiciera falta).

¿Usted cree, Borensztein, que lo que ha pasado en estos diez años en beneficio del capital concentrado, del saqueo, de la acumulación por desposesión, de la rapiña del erario en beneficio de la gavilla gobernante y sus paniaguados, de la creación de instrumentos represivos contra el descontento social, podría concebirse sin una derecha presente y muy activa?

Mi opinión, en cambio, es que ante nuestros ojos está sucediendo algo similar a lo que se ve cuando alguien pisa y desbarata un hormiguero: parece que hay más hormigas, y más activas, pero son las mismas, incluso menos, pero más desorganizadas, sin una hegemonía, con múltiples líneas de acción para reconfigurar su modus vivendi tradicional.

Ese modus vivendi, en el caso del país, es el sistema de expoliación, y al entrar en crisis el elenco gerencial que lo gestionaba con éxito aparecen nuevos y viejos personajes, cada uno portando su receta (la que más lo beneficia, claro, dentro del esquema al cual todos apoyan).

Pero quiero cerrar este brevísimo punteo de tesis elementales con algo que no lo es tanto: donde Borensztein y todos los Borensztein debieran decir “peronismo”, dicen “kirchnerismo”, o “menemismo” o “López Rega”. ¿Por qué? Porque la derecha operativa está enmascarada en su disfraz más perfecto: el populismo. Y eso hay que mantenerlo a salvo: que se vaya el kirchnerismo, si está quemado, pero que vengan el massismo, el denarvaísmo, el solanismo o el sciolismo.
¡El peronismo de cada día dánoslo hoy!, claman a los cielos.




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