Esta tarde Florencia Etcheves estuvo con
Tenembaum en Radio Mitre, para promocionar su novela. No tengo el menor interés
en escuchar las ramplonerías de esa periodista porque mis neuronas, como las de
cualquiera, no son inmunes al contagio. Pero, igual, llegué a oír,
entrecortadamente, una historia de que había ido a visitar una Virgen que llora
sangre. No cualquiera, sino una de las cinco cuyos casos están aceptados por la
Iglesia, dijo. Un Etcheves auténtico: como si la opinión del Vaticano fuera
determinante para decidir si un mazacote de yeso, o un aparato de maderas,
cartón pintado y trapos puede llorar, o consumar cualquier otra función
biológica.
A la periodista le asombró también que la
imagen estuviera en un sótano, sin custodia de ningún tipo y, sobre todo, que
fuera pequeña, de alrededor de un metro de alto, como si esto fuera un
obstáculo extra para llorar sangre.
El tema me interesó, así que estuve buscando en
internet historias de vírgenes que lloran (y, si es sangre, mejor todavía). La
red no me defraudó: les recomiendo que hagan lo mismo, porque es... ¿cómo
decirlo?, bueno, un paseo por toda la gama de la deficiencia mental y moral.
Pero fui más lejos: hasta la página de la
editorial de la obra en cuestión, o sea Planeta. ¿Qué creen?: ¡la editorial y
la autora son tal para cual! Vean, si no, la página correspondiente a la
novela:
(Cliquear sobre la imagen
para ampliarla.)
Lado izquierdo: tapa del libro y, al lado, sus
datos. La tapa dice “Etcheves”, al lado, “Etchevez”, y abajo, en
la sinopsis, de nuevo “Etcheves”.
Lado derecho, datos del autor: “Etchevez,
Florencia / Florencia Etcheves nació en...”.
Ya pueden ver qué rigor y prolijidad exhiben
los editores.
Fui, finalmente, a la cuenta de Twitter de la
autora. Vi esto:
(Cliquear sobre la imagen
para ampliarla.)
Sí: la autora del libro escribe “virgen”
con acento gráfico. Pero no es todo. Hoy, en los pocos tweets de ella que leí, encontré
dos de solo tres palabras con seis errores cada uno, y uno de una sola palabra
(ficción) con tres errores, lo cual debe de ser récord mundial.
Vuelvo, entonces, al principio: ¿de qué es caso
testigo Etcheves? Del deterioro brutal de nuestra educación, que alguna vez
fue la mejor de Hispanoamérica y hoy (como lo demuestran las pruebas PISA) está
en los lugares más bajos.
Y a nadie le importa. Menos que menos, a las
autoridades educacionales. Porque Etcheves, para poder trabajar en TV, debe
tener, al menos, título primario. Y puede ser tan inculta como quiera, y nadie
puede castigarla por eso. Pero el Ministerio de Educación (nacional, y los de
las distintas jurisdicciones) deben vigilar que nadie obtenga un diploma que no
esté respaldado por haber alcanzado las metas de cada curso. A Etcheves deben
dejarla tranquila, repito. Pero tienen que ir a los registros e identificar las
instituciones, los directivos, los docentes y los inspectores que le otorgaron
los certificados indebidos, y demandarlos por defraudación al fisco, porque
cobraron dinero por una tarea que no cumplieron. Y hacerlo así con todos los
casos que detecten.
Para terminar, y con ánimo de colaborar, por si
no se les ocurre ningún otro terreno que investigar, les doy un filón: la
película “La educación prohibida”. Los créditos y los diálogos del filme, así
como su página web, ostentan la más completa colección de errores que pueda
imaginarse, incluidos los propios nombres de los autores en las notas que
firman.
(¿Y si lo hicieron a propósito: para poner de
manifiesto las falencias de nuestro sistema educacional? ¡Qué astutos!)
.
Luego de leerlo, me siento peor de lo que me he sentido en mis 60 años. Fui el disgusto de todos mis profesores. he tomado cursos, durante mi bachillerato, y en diferentes épocas de mi vida. Es un tormento, pero no lo he podido remediar. Mi biblioteca no es de adorno. Todo le he leído y en algunos caos, releído. Pero cuando escribo sin filtro, al repasar, yo misma me asusto de los horrores ortográficos. A Dios gracias nuestros cuatro hijos han salido al padre. No se si esta señorita es un caso testigo. Si doy fe, que la educción esta hace años en caída libre. Pero hay excepciones, y una de esas soy yo. He tenido muy buena educción, con profesores de lujo. Pero los defraude.
ResponderEliminar