jueves, 22 de enero de 2009

Chiste kirchnerista

Una familia japonesa llega a Estados Unidos y el papá inscribe al hijo en una escuela. El primer día de clase, la maestra presenta a Susuki a sus compañeritos de sexto grado y luego les dice a todos:
—Empecemos repasando un poco de historia de América del Norte y del Sur: ¿quién dijo “denme la libertad o denme la muerte”?
La clase se queda callada, excepto Susuki:
—Lo dijo Patrick Henry, en 1775.
—¡Muy bien! —aprueba la maestra—. Otra pregunta: ¿quién dijo “el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo no debe desaparecer de la faz de la Tierra”?
De nuevo, ninguna respuesta de la clase, salvo Susuki:
—Abraham Lincoln, en 1863.
La maestra asombrada, les dice:
—Chicos, debería darles vergüenza. Susuki, que es nuevo en nuestro país, sabe más de nuestra historia que ustedes.
La maestra alcanza a escuchar un susurro: “¡A la mierda con los malditos japoneses!”.
—¿Quién dijo eso? —pregunta.
Nuevamente Susuki levanta la mano y dice:
—General Mc Arthur, en 1942.
La clase queda muda y uno de los chicos alcanza a decir:
—Voy a vomitar.
La maestra trata de averiguar quién fue el alumno irrespetuoso:
—¡Ya está bien!: ¿quién dijo eso?
Y Susuki responde:
—George Bush padre, al primer ministro japonés, en 1991.
Uno de los alumnos, furioso, le grita al japonés desde el fondo:
—¡Chupame ésta!
Susuki, casi saltando en su banco, le dice a la maestra:
—¡Bill Clinton a Mónica Lewinsky, en 1997!
El que era el número uno de la clase grita:
—¡Estaba primero hasta que llegó este japonés de mierda!
Y Susuki, rápidamente, informa:
—Mario Vargas Llosa, sobre Fujimori. Elecciones peruanas, 1990.
La clase entra en un estado de histeria. La maestra se desmaya, cunde el caos. Mientras los chicos se arremolinan alrededor de la desvanecida docente, uno de ellos exclama:
—¡Mierda, la cagamos!, ¿y ahora, cómo salimos de este desastre?
Y Susuki replica:
—Néstor Kirchner, en Buenos Aires, marzo de 2008.

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El cuento de Susuki tiene algunos años. En la computadora encuentro versiones en las cuales el remate se refiere a Cavallo y a De la Rúa. La última que me llegó termina en que un compañero, indignado por lo mal que los hace quedar, le grita al japonés "¿por qué no te callas?". Y Susuki responde: "Juan Carlos, rey de España, en Santiago de Chile, 10 de noviembre de 2007".
La que acabo de reproducir concluye con Kirchner diciendo: “Mierda, la cagamos, ¿y ahora cómo salimos de este desastre?”. La frase es ubicada en marzo de 2008, o sea en el contexto de la convulsión social desatada por la implantación de las retenciones móviles para granos y oleaginosas.
La locución en su conjunto refleja la sorpresa y preocupación de Kirchner por lo que ha pasado. Además, implica que no está nada conforme con los hechos tal cual se han producido y que tiene intención de remediarlos. Analizándola parte por parte, “la cagamos”, así, en plural, pudiera referirse ya sea a quienes tomaron la resolución o a quienes la padecen. La primera interpretación es válida si se cree que en los gobiernos kirchneristas las decisiones relevantes se toman tras un amplio debate en el cual participan los correspondientes ámbitos políticos y técnicos del gobierno, con el concurso de los sectores de la sociedad civil involucrados. Pero esto no es así, y hasta los ministros suelen enterarse de las medidas del gobierno referentes al área de su incumbencia en el momento mismo de su anuncio. Como lo que rige, entonces, es un modelo autocrático, la frase de Kirchner hay que interpretarla en el sentido de que las cosas no salieron, para todos en general, como él hubiera querido. En este marco, no dice “la cagué”, con lo cual estaría admitiendo que calculó mal, que lo sucedido es su responsabilidad, o que el caso le preocupa sólo por lo que a él pudiera afectarlo; incluso, podría interpretarse como que se lamenta de que le salió el tiro por la culata. El pretérito indefinido en la primera persona del singular se adecuaría, por ejemplo, a la exclamación de un ladrón que se ha metido a robar en una joyería y por torpeza dispara la alarma y las puertas se cierran: seguro que éste diría “la cagué, ¿y ahora cómo salgo de esto?”. Pero el “la cagamos”, por el contrario, desplaza el origen del problema al interjuego de los factores sociales, no siempre predecibles en sus resultados. El “la cagamos” y el “¿cómo salimos...?”, ponen de manifiesto que el regente que ejerce el poder en la casa reinante percibe al país como una empresa común, y que se siente en el mismo barco que sus súbditos.
Kirchner, según se lo presenta en esta versión del viejo chiste, ha sido un poco atolondrado, puesto que no previó lo que sucedería, pero ahora es consciente (“este desastre”, diagnostica) de la gravedad de la situación, se preocupa, y está dispuesto a poner en marcha un esfuerzo colectivo para superarla, puesto que no dice “¿ahora, cómo salgo de esto?”, sino “¿y ahora, cómo salimos?”.
En suma, el cuento nos pinta a un gobernante con errores, como todo ser humano, pero sensible y bienintencionado.
Ahí está el chiste.

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