¡Hay que!
"Hay
que romper con el FMI, dejar de pagar la
deuda y destinar esos miles de millones a resolver los
problemas que existen en nuestro país", dijo Celeste Fierro [MST-FITU] en
la manifestación de rechazo al posible pacto entre el gobierno de la Argentina
y el FMI.
Notemos
que la alternativa al posible pacto, Celeste la delineó
así:
Hay que…;
…dejar
de…;
…destinar esos…
Pero,
¡qué descuido tan lamentable!: a Celeste se le olvidó (se les olvidó,
a todos ellos) decirnos quién obraría estos portentos.
Bueno,
no importa. Porque nosotros sabemos que no serían, por ejemplo, ni la Unión
Argentina de Artistas de Variedades, ni la Sociedad de Fomento de Villa
Tranquila. Que los llamados a tomar esa decisión tendrían que ser los más altos
niveles del poder, fáctico y político.
Entonces,
¡con razón Celeste no se introdujo en el tembladeral de ponerle nombre a
quienes tendrían que romper, dejar de pagar y resolver
los problemas! Porque los que gobiernan ahora, los que gobernaron antes
y los que van a gobernar dentro de dos años —si no hay un cambio político
rotundo— han demostrado no tener ganas de complicaciones.
¿Y
del FITU te olvidaste?, me parece oír.
No.
Pero el FITU no tiene una estrategia de poder. Está muy contento con disponer
de una atalaya en Diputados para vigilar y corregir al gobierno, y mejor si en
cada elección la acrecienta con dos o tres miembros.
A
ese ritmo en 100 años ya tendrá una bancada influyente, y en 200 quizá mayoría
propia. Llamales bobos.
Claro,
eso si en 200 años existimos. O en 100. O en 20. ¿En 10…?
Pero
mucho, muchísimo más grave —en el discurso de Celeste— que la omisión del
sujeto llamado a hacer las cosas que pidió, es dejarnos la sensación de que los
partidos patronales quieren pagar la deuda.
No
quieren, no querrían.
Si
no la pagaran, esa montaña de dólares —mientras ellos sean los que tienen el
poder— sería para ellos. No para los trabajadores, que no tienen fuerza ni
siquiera para rescatar a sus organizaciones gremiales de las garras del
enemigo.
El
capitalismo argentino está tan engarzado con el internacional que no puede
patear el tablero. Lo que sí puede es negociar, jugar sus cartitas. Y, en
ese sentido, la manifestación del sábado es como maná del cielo: van a
Washington, la exhiben e insinúan: “Miren que si no...”.
Ay,
Celeste, qué desencaminada estás.
(Quiero
creer.)
@juandelsur2
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