"Fuerza, Chile", no: ¡Fuerza los chilenos que reclaman!
Qué duro era soportar a los chupamedias
de los explotadores cuando nos refregaban en la cara a Chile el niño modelo, el
mejor alumno. Y nosotros nos quedábamos agitando en el aire los índices que lo
señalaban como uno de los países con mayor desigualdad social del mundo, dato
formal que la —aparente— conformidad del
pueblo (salvo los estudiantes, de a ratos) parecían convalidad en aras del “progreso”
y el aumento del PBI.
Pero se acabó: los chilenos
despertaron. Y atacaron con terribles armas:
«¡Si no hay pan para el pobre no habrá paz para el rico!»
«Gracias, jóvenes, por gritar lo que sus padres y yo callamos por miedo.»
«Huele a lacrimógeno. Apesta, y aunque mis ojos lloran mi alma está
contenta porque también huele a esperanza.»
Rosa
está presente, cómo no.
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