jueves, 1 de agosto de 2019

Herme Juárez, el ahorrativo


Los emprendedores que prohijó la "columna vertebral"

Hace años —ya le diré cuántos— un sindicalista era un tipo que hacía doble jornada: para el patrón y para el sindicato.
  
Se cortaba la mano antes de robar los dineros sindicales (y, si no, se la cortaban los compañeros).  

Era un tipo que sacrificaba su carrera laboral y su tiempo, porque su vocación era accionar en favor de las mejoras colectivas. 
   
Tenía el mismo (o, aun, inferior) nivel de vida que los trabajadores de su sindicato.
   
Después vino el peronismo.  

Hace 75 años.  

Aquel sindicalismo se acabó.  

Viva Perón.

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