Juego
de pillos
El
venezolano dice que es socialista y Trump hace como que se lo cree. O Trump lo
dice y Maduro lo “reconoce”, como si su Estado dictatorial, burocrático,
corrupto y verticalista tuviera algo de socialista. Los dos medran con la falta
de preparación política de las masas y, cada uno por su lado, les matan a
garrotazos ideológicos las pocas neuronas que hayan sobrevivido a la hambruna y
al lavado de cerebro.
La
mejor defensa que Maduro podría hacer del socialismo sería reconocer que él
y su régimen no tienen ni pizca de socialistas.
No
lo va a hacer, claro.
Y
por decenas y decenas de años, cuando la
gente oiga la palabra “socialismo” se santiguará y se parará al lado de un
botón.
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