La “pasión
más pura” y la muerte del hincha
Examinemos
"la pasión más pura", según la llamaba Discépolo (Enrique Santos).
En un templo
donde se rinde culto a esa pasión la víctima sufrió fractura de cráneo con paro
cardiorrespiratorio y múltiples golpes en todo el cuerpo, causados por otros
hinchas de su misma divisa.
Pero,
¡aclaremos!: los hinchas de Belgrano se los propinaron de buena fe, creyendo
que era un hincha de Talleres ("Taieres", para que nos entendamos
todos).
No solo eso
sufrió: también el robo de sus zapatillas mientras estaba inconsciente, caído
en las escaleras del nivel inferior.
En efecto, en
las fotos de cuando lo arrojan las tiene colocadas, y ya exánime en el suelo se lo ve sin calzado. Le robaron las zapatillas cuando estaba moribundo.
Eso, ante la
mirada de cientos de personas (¿personas, dije?) que observaban "desde el pullman" el resultado de su hazaña.
En gran parte, el mundo está
como está a causa de que el fútbol (el espectáculo de competiciones entre hiperprofesionales) escamotea el tiempo, la pasión y la ética de
las masas. Pasión, inteligencia, energías que deberían estar aplicadas al
beneficio de la humanidad. Más en este momento crucial en el cual está en
riesgo la supervivencia de la especie.
Pero, pongámosle
que exagero, que “¡mirá si...!”, etcétera. Igual el tema a mí me inquieta: esos hinchas
son mis compatriotas; conviven conmigo y... votan en las elecciones. ¿Cómo
quieren ustedes que nos vaya a los argentinos?
@juandelsur2
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