A propósito del aniversario del bombardeo del 16 de
junio, los autores de “El Guernica argentino”, en un rapto de imprudencia, han
traído a la memoria la destrucción de esa ciudad vasca durante la Guerra Civil
española por parte de los amigos de Perón: Franco, Hitler, Mussolini.
Pero es su único traspié: en el resto de la extensa
nota logran ignorar las responsabilidades y los móviles del General en los
golpes del ’30 y del ’43, en la Masacre de Ezeiza y en la creación de la Triple
A y el Plan Cóndor, a pesar de mencionar todos esos hechos, menos el último.
Distinto es el caso de la matanza de pilagás de 1947
en Rincón Bomba, a la cual evitan referirse, pese a venir embaladísimos en una
enumeración minuciosa.
Vayan las siguientes líneas a los autores, a modo de
ayudamemoria.
ACERCA DE LA NOTA
“MASACRE SOBRE BUENOS AIRES / BOMBARDEOS DEL 16 DE JUNIO DE 1955”
La nota de Cena y González Bazán en Villa Crespo Digital* rememora el bombardeo del 16 de junio
de 1955, un hecho no solo criminal, sino demencial, si el propósito, como se
dijo, era matar a Perón arrojando toneladas de bombas sobre los inciertos
lugares donde podría hallarse en esos momentos.
Es una prueba más sobre el desprecio que
tienen los militares por la vida. La vida ajena, se entiende, porque la propia
bien que la cuidan.
Pero la nota, a su pesar, es también la
prueba de cómo es tergiversada y mutilada la historia si la cuenta un
peronista.
Después de 72 años de peronismo en la
Argentina hay que ser muy diestro —a nivel de un
neurocirujano— para seleccionar los hechos de la historia que permitan seguir
declarándose peronista.
Por ejemplo, hay que extirpar los datos
incuestionables que atan a Perón con la creación de la Triple A, y también con
la del Plan Cóndor, al cual le dio configuración en sucesivas reuniones con los
dictadores del sur de América, que desde entonces lo pusieron en práctica
(aunque solo le dieron contextura formal más tarde). Y que él mismo aplicó,
particularmente contra los exiliados del golpe del ’73 en Chile (su mujer,
Isabelita, condecoró a Pinochet).
Pues bien, Cena hace ostentación de su
identidad peronista, así que ya calculamos cuál puede ser su rigor como
historiador. Y no nos defrauda.
En esta nota nos promete algunos
antecedentes históricos de masacres contra los desposeídos, y a detallarlas se
consagra en el capítulo “Desde el inicio”, hasta llegar a 1924, desde donde,
gracias a un portentoso salto, cae en 1955.
¿Qué pasó en ese lapso? Lo más
significativo, a los efectos que se propone la nota, fue la matanza en Formosa de
alrededor de mil indígenas pilagás, que luego de ser estafados por los
terratenientes salteños, volvían hambrientos y agotados, y fueron
ametrallados por la gendarmería cuando reclamaban a causa de su desesperada
situación. ¿Fecha? Octubre de 1947. Gobierno de Perón.
“Podríamos seguir enumerando las
distintas represiones al movimiento obrero y popular”, dicen los autores cuando
interrumpen tan abrupta y oportunamente su cronología en 1924.
“Pero no lo
haremos” —deberían agregar—. “¿Por quién nos toman? ¡Nosotros somos
peronistas!”
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