El viejo tupamaro indigno
Esta mañana, en una movida claramente
organizada, Mujica conversó telefónicamente, una tras otra, con numerosas
radios de la corpo. Me refiero, claro, a la corporación mediática en la cual el
oficialismo derrocha nuestros dineros.
En internet se pueden leer unas cuantas
reseñas de esos reportajes, así como también pueden oírse algunos de los
respectivos audios, los cuales es útil atesorar porque estos personajes al cabo
de un tiempo niegan lo que han dicho o argumentan que ha sido sacado de
contexto.
Todas las charlas, de tono sumamente
amistoso (empalagoso, vamos), tuvieron como ejes la reivindicación de la
persona y de la gestión de la presidenta, así como la afirmación del destino
común de Uruguay y la Argentina, sobre la base de su identidad y sus intereses
compartidos.
Sin embargo,
el diálogo con Luis Novaresio*, de Radio La Red, para mi gusto dejó las
definiciones más sazonadas. Menciono solo dos de las que merecen buscarse en
los dieciocho minutos de la grabación: la cuestión de las pasteras, y el perdón
a los militares asesinos y torturadores.
Pero el pasaje que fundamentalmente me
interesa destacar a mí es este:
Novaresio -
Permítame la metáfora, señor presidente Mujica, pero, si usted fuera argentino,
¿sería kirchnerista?
Mujica - Si
fuera argentino sería peronista, no tenga duda. Porque la política se hace
dentro del peronismo, me parece a mí. La rama en la
que estaría, no sé. Este..., pero porque el peronismo no es una ideología; me
doy cuenta que es un formidable sentimiento.
Repasemos el
credo de Mujica:
a) “Sería
peronista”, lo cual equivale a decir que lo es, porque los intereses del
partido de Perón y Evita son comunes a todas las burguesías trepadoras y
contrarrevolucionarias del mundo;
b) Se
aviene a hacer política dentro de los límites que demarca ese conglomerado de
burgueses, arribistas y desclasados, donde siempre va a estar en minoría y como
de visita;
c) El
matiz diferencial, lo que hace al peronismo más apreciable... es que no es una
ideología, sino un “formidable sentimiento”.
Quizás alguna
vez examine nuevamente estos postulados (lo vengo haciendo desde hace muchos
años), pero, por ahora, me gustaría enterarme de que otras personas los
encuentran igualmente aberrantes.
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