Argumentum
populistum
Cuando les conviene, los populistas hacen gala de los
que participan: por ejemplo, la cantidad de gente que sale de vacaciones. Pero
cuando es en su contra —una marcha, o una huelga— cuentan a la gente que NO
adhirió.
Refiriéndose a la multitud que congregó la presentación
del Indio Solari en Gualeguaychú el sábado 12, dijeron en “Madafaka” (Radio
Cooperativa, AM 770, 15-4-14, 22.50 horas): “Que se traslade tanta gente para
ver a una persona, merece respeto”.
Aplicando el mismo razonamiento, si millones y millones
sostuvieran que el Sol gira alrededor de la Tierra, ¿merecerían respeto? Y si
un aislado opositor se enfrentara a ellos sosteniendo lo contrario, ¿debería
ser quemado vivo? ¿O todos merecerían respeto, y lo que habría que examinar es
el mérito intrínseco de sus respectivas creencias? Y, en este caso, ¿qué
validez tendría el argumento cuantitativo —tal como lo utilizaron en “Madafaka”
y lo utiliza el populismo (cuando le conviene)— de reclamar respeto para los
peregrinos a Gualeguaychú, porque eran muchos?
Obviamente,
estas líneas no pretenden internarse en la evaluación de las calidades
artísticas, políticas y éticas de Solari. Solo quieren llamar la atención sobre
las debilidades del argumentum populistum utilizado en favor de las misas,
el cual es empleado en el sentido inverso cuando la realidad no es del gusto de
quienes suelen valerse de él. Por ejemplo: "¿Solo doscientas mil personas
fueron a su recital? Eso quiere decir que 39.800.000 lo repudiaron".
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Filibustero,
s. Pirata de poco bordo, cuyas anexiones carecen del mérito santificante de la
magnitud (“Diccionario del Diablo”).
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