“No existe el bienestar general, sino la
satisfacción de las necesidades de los sectores más desfavorecidos, o la
de las demandas del poder dominante.”
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¿Más cerca o más allá de Keynes o de Marx? Las
expectativas de política económica en la Argentina
Por
Julio Gambina
Acaban de designar
a Axel Kicillof al frente del Ministerio de Economía de la Argentina. La medida
está acompañada de cambios, entre otros, en la titularidad del BCRA y de la
Jefatura de Gabinete, ahora a cargo del gobernador chaqueño Jorge Capitanich.
También renunció Moreno como secretario de Comercio. Son mutaciones resultado
del nuevo escenario político emergente de las elecciones legislativas de medio
turno. Es una forma de recomponer la política de gobierno hacia al fin del
período en diciembre del 2015.
¿Solo cambio de
nombres o correcciones en la política? ¿En qué sentido, para satisfacer las
demandas de quiénes? Grandes productores y exportadores piden devaluación. Los
trabajadores activos y pasivos, incrementos de sus ingresos, mejoras en las
condiciones de trabajo, empleo los desocupados, regularización los precarios.
En las próximas horas se le irá viendo la pata a la sota, más allá de
pergaminos históricos que puedan esgrimir los nuevos protagonistas de la
gestión gubernamental de CFK.
Las informaciones
sobre Kicillof (AK) remiten a la experiencia de gestión desde el 2009, sea en
Aerolíneas Argentinas, en la representación de los directorios de empresas,
caso de Techint y, más recientemente, en la orientación de política económica
desde el viceministerio de Economía. En este sentido, destaca el
involucramiento directo en materia energética con la gestión estatal de YPF y
el acuerdo con Chevron, como con el plan de viviendas Pro.Cre.Ar. Se trata de una imagen orientada a la
producción, en un momento donde lo principal del titular anterior del
Ministerio estaba enfocado en negociar y cancelar deuda pública, lo que define
el destino de Hernán Lorenzino al frente de la “Unidad especial de negociación
de deuda”, que compartirá con el cargo de embajador ante la Unión Europea.
Pero también
remiten a los antecedentes académicos de AK, de más larga trayectoria, con
formación y referencia en dos grandes teóricos de la economía política: Carl
Marx (CM) y John Maynard Keynes (JMK). Algunos pretenden fundir a uno con otro,
desconsiderando épocas diferentes de actuación y propósitos opuestos de uno y
otro. Vale comentar que el británico JMK se destacó por sus análisis
teóricos y sugerencias de políticas de intervención pública para superar la
crisis de los años 30 del siglo pasado. Fue y es considerado un intelectual
orgánico que intervino en la teoría y práctica del salvataje del capitalismo en
crisis. Hay que pensar que hoy el salvataje de bancos y empresas constituye una
de las orientaciones principales de los hacedores de políticas en el
capitalismo mundial contemporáneo, sean de culto neoliberal u heterodoxos,
incluso neokeynesianos. Por su parte, CM fue y expresa hoy al teórico y
político asociado a los destinos de la clase obrera, que cimentó la teoría y
práctica de la crítica al capitalismo, promoviendo la superación socialista.
Es cierto que
siempre hay izquierda y derecha, o posiciones relativas en ese sentido. Siempre
se podrá estar a la izquierda de Alsogaray, de Cavallo o de López Murphy, por
solo nombrar algunos históricos referentes de ese espectro económico. Ello no
amerita expresar pensamiento o práctica política y social de izquierda. Algunos
quieren significar en la designación de AK un giro a la izquierda, y los
“mercados” responden en ese sentido, con bajas en las cotizaciones bursátiles.
Al mismo tiempo, escamotean la mención al nuevo jefe de ministros, ex
funcionario de Duhalde y hombre del Partido Justicialista (PJ).
¿Cuál de las
designaciones expresa el sentido principal del rumbo a seguir? Es prematuro
quizá el pronunciamiento, pero, insistamos, todo se agota en conocer qué
reivindicaciones se atienden. Si se ataca la inflación, habrá que considerar
qué precios se sincera. ¿Será el alza de los ingresos populares y efectivas
medidas contra el monopolio productivo y de comercialización? ¿Seguirán la
demanda de ajuste y achicamiento del gasto público social? ¿Se frena la salida
de divisas suspendiendo el pago de la deuda, investigándola y haciendo cumplir
las sentencias judiciales en ese sentido (juez Ballesteros, del año 2000 y
otras acciones en la Justicia)? ¿Se desdobla el mercado financiero favoreciendo
depreciaciones o devaluaciones solicitadas por el poder económico?
Son demasiados
interrogantes que los cambios por sí solos no definen y más que esperar, la
presión social debe ser mayor que la presión ideológica de los viejos nuevos
referentes de las clases dominantes que vuelven a poblar los medios de
comunicación solicitando ajuste, reducción del gasto, aumento de tarifas,
liberación del comercio de divisas y seguridad jurídica de las inversiones
externas. Cómo hemos sostenido en varias ocasiones, el gran interrogante es qué
presión se ejerce con más fuerza. Una de ellas es la jornada de movilización de
la CTA del 20 de noviembre, por cambios en la política económica que satisfagan
las necesidades de los trabajadores y de los de abajo.
Hemos dicho hasta
el cansancio que la economía es política y que los interrogantes que hoy
pueblan las especulaciones mediáticas solo se resuelven en la correlación de
fuerzas de la confrontación de intereses. No existe el bienestar general, sino
la satisfacción de las necesidades de los sectores más desfavorecidos, o la de
las demandas del poder dominante, de la rentabilidad del capital, de la
concentración, y de la extranjerización de la economía.
Buenos
Aires, 19 de noviembre de 2013.
http://juliogambina.blogspot.com.ar/2013/11/mas-cerca-o-mas-alla-de-keynes-o-de.html
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