¿Freno ético?
¿Vergüencita?: ¡esperá sentado!
Ni Francisco ni la Iglesia tienen el menor pudor.
Si usa zapatos negros y no rojos, si lleva un portafolio antiguo y medio raído, si abraza a los tullidos y a los niños, si se muestra como consecuente hincha de fútbol... En suma, si actúa estudiada y sistemáticamente para las cámaras y las emociones más primarias de la multitud, ¡y todo funciona!, no cabe esperar que la Iglesia y el sistema garante y beneficiario del statu quo se detengan hasta lograr hacer de Francisco dos, tres, muchos Wojtyla.
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