jueves, 4 de febrero de 2010

La cortesía de los hombres

. Afiche de la República Española (modificado)

Observaciones acerca del estado de degradación al que se ve reducida la mujer por diversas causas

[...] Deploro que las mujeres se vean sistemáticamente degradadas por las triviales atenciones que los hombres consideran viril prodigarles, mientras que, de hecho, mantienen precisamente así su propia superioridad. Inclinarse ante un ser inferior no es condescendencia. Todas esas ceremonias me resultan tan ridículas que apenas si puedo controlar mi reacción cuando veo a un hombre recoger un pañuelo o cerrar una puerta con grave y afanosa solicitud, cuando la dama podría muy bien haberlo hecho ella misma con sólo dar uno o dos pasos.
Un deseo insensato sube de mi corazón a mi cabeza y no lo reprimiré aun cuando pueda provocar risas. Deseo sinceramente ver desaparecer de la sociedad la diferencia entre los sexos, salvo cuando se trate de relaciones amorosas, pues esta diferencia es, estoy firmemente convencida, el fundamento de la debilidad de carácter que se les atribuye a las mujeres, la razón por la cual se descuida su espíritu mientras se les obliga a adquirir todo tipo de habilidades con meticulosa atención. Por ello las mujeres prefieren la elegancia al heroísmo. [...]

Mary Wollstonecraft (1759-1797), Vindicación de los derechos de la mujer, Madrid, Editorial Debate, 1998.

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