miércoles, 9 de diciembre de 2009

El desmemoriado


Te cuento una... ¡te morís!: mirá, el otro día, ¿cuándo fue? Sí, el miércoles. No, pará: el miércoles no puede ser, los miércoles trabajo, así que... ¡El sábado! ¿O el sábado fue que me agarró el cólico? Bueno, no importa. ¿Viste la vecina de al lado, la que te conté? ¿Cómo se llama...? ¡Ah!, ¿nunca te hablé de ella? Bueno, esta mina —se me borró el nombre, qué increíble, hace veinte años que somos vecinos... No, veinte años, no. ¿Qué año estamos? Bueno, ponele diez años— ¿...qué te estaba diciendo? ¿Eh? ¿La mina de al lado? ¡Aah, turrito! ¡Guachín!, contá, contá... ¿Te la atracaste? ¿Yo te estaba contando...? ¡Pero, sí, si me volvés loco, me cortás todo el tiempo y me hacés perder! Bueno, ¿de qué hablábamos? ¡Sí, sí, de la mina de al lado, ya sé, dejame que rebobine! ¿Cómo es...? ¡Pará, impaciente, ya está!: yo estaba tomando fresco tranqui, matecito, bizcochitos, debajo del duraznero... No, duraznero, no es. ¿Qué mierda de árbol es el que tengo, adelante? ¿Vos te acordás? ¡Ya sé que no importa, gil, pero te la hago detallada para que tenga gracia! Bueno, sos un plomo: te la cuento rápido. Esteee... ¡sí, la mina de al lado, ya sé! ¡Estoy pensando! ¡Ah!: cae la cana, al lado. Un tipo y una tipa, me acuerdo bien, ¿viste? Porque hay cosas que te quedan, así, patentes, como grabadas. No me acuerdo si estaban de uniforme, pero yo enseguida me di cuenta de que eran canas. Bueno, tocan el timbre. O no, me parece que golpearon las manos. El cana era negro. ¡Sí, negro!, ¿qué tiene? ¡Uy, pará, tenés razón, me estoy confundiendo con una película! ¿Cómo se llama? ¡La del FBI! No, del FBI, no; me parece que era de boxeo... Che, ¿quién es ese que hace de negro, siempre? ¿Vos te acordás? ¡No, quién dijo negro, ya estás delirando! Yo te estoy hablando de otra cosa. Ya ni sé de qué te estaba hablando. Vos no prestás atención.

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