Las fábulas no son inocentes
Nunca lo han
sido. Su propósito es didáctico, y consiste en promover o desalentar
conductas humanas.
El
mecanismo es un diálogo entre dos animales, o también seres inanimados, que
desemboca en una moraleja. La personificación permite una gran libertad en el
planteo de las situaciones, al interactuar animales de distintas clases, y
también vegetales o cosas. Además, suaviza contingencias que, de afectar a
personas, resultarían chocantes.
La fábula que me
ocupa es la contenida en una publicidad de Cucatrap en Aerosol, producto
matacucarachas.
El esquema es el siguiente: dos cucarachas machos conversan sobre una hembra muy charlatana conocida por ambos, y uno de
ellos aconseja al otro la solución final para lograr que se calle:
eliminarla con ese eficaz veneno. Los últimos segundos testimonian la agonía
de la víctima.
Por
lo que se sabe, las cucarachas —incluidas las hembras— no hablan; tampoco es conocido que las cucarachas macho asesinen a las hembras. Por lo tanto, la
dramatización no refleja una situación típica entre los blatodeos, sino que se
está metaforizando un crimen propio de la sociedad humana para resaltar la
efectividad de un insecticida.
Por eso, sostengo que esta publicidad no es una vulgarización de
sociología entomológica, sino que encuentra su carnadura en modos reconocibles
de nuestra sociedad.
El mensaje es
que el macho tiene derecho a matar a la hembra si ella lo molesta de algún
modo, en este caso, porque es charlatana.
Ya me ocupé de
esto hace casi un año. Debo admitir que tuve cero repercusión: ni siquiera
alguien que se burlara.
Por eso vuelvo a
plantearlo. Si me demuestran que es una tontería lo reconoceré.
A continuación,
el texto del aviso publicitario:
—Cuca, ¿sabés qué es lo peor que podés hacerle a la charlatana de Susy?
—Eeeeh… no.
—¡Hacerle "psss"!
—¿Pedirle que se calle?
—No, Cuca: ¡rociarla con aerosol!: Cucatrap en aerosol, Cuca!
(Se oye a una mujer quejándose agónicamente: Uh, ay, oh.)