El país entero contiene la respiración mirando hacia la Quinta de Olivos
Macri buscará hoy armonizar su relación con el zar del
ráting.
Por supuesto, eso será mediante algunas
concesiones recíprocas: las que haga el Cuervo serán renuncias a
poner en pantalla escenas que la teleaudiencia seguramente apreciaría.
Los favorcitos que Macri pondrá sobre la
mesa, en cambio, los pagaremos nosotros con nuestro pe-culio,
como es norma.
Marcelo es un hombre accesible al mejor
postor, se sabe.
Por ejemplo, más ignominioso que lo de Macri hoy fue lo de Krisabelita haciendo repetir en la capilla
ardiente de su marido, ante las cámaras, el abrazo de condolencias de
Tinelli, porque el verdadero había sido en privado. Recalco que esto lo ordenó
la presidenta cuando, a la vez, pretendía dar la imagen de estar arrasada por
el dolor.
Pero, ¡atentos!: estas
cosas no pasan solo aquí, aunque entre nosotros rocen extremos
inauditos.
Marshall McLuhan ya las describió en
su libro de 1967, y nada menos que en el país que se presenta como el
faro de la democracia.
Por eso, no es cuestión de personalizar en
Macri y en Tinelli, ni siquiera en la salteadora de caminos que entronizamos y
que reelegimos: es el sistema, amigos.
Y el sistema —no busquemos a nuestro alrededor— somos
nosotros.
Tinelli tiene 8.510.000
seguidores en Twitter: ¿eso no nos dice nada?
@juandelsur2